Visitar Mar del Plata es una experiencia que va mucho más allá de la playa, los paseos y los clásicos lobos marinos de la Rambla. La ciudad también se saborea, y su cocina es un atractivo turístico en sí mismo. Pescados y mariscos recién salidos del mar, hortalizas de la mejor tierra, medialunas que marcaron una identidad, alfajores, churros, helados, gin y cervezas artesanales: cada producto tiene sello propio y un sabor inconfundible.
La excelencia marplatense comienza en la materia prima. El puerto pesquero más importante del país garantiza frescura en cada plato a base de mariscos o pescados, mientras que el cordón frutihortícola aporta verduras, hortalizas y frutas de calidad superior gracias a la riqueza de sus suelos y a las condiciones climáticas de la región.
Otro secreto está en el agua. Obtenida de napas subterráneas y naturalmente mineralizada, le otorga un sabor distintivo a panificados, pizzas, cervezas y clásicos locales como medialunas, churros y alfajores.
La tradición también se refleja en las recetas ancestrales que llegaron con los inmigrantes europeos y se transmitieron de generación en generación. De allí provienen las bases de muchas preparaciones con pescado y mariscos, así como el legado de los maestros heladeros italianos que dieron origen a una tradición artesanal que aún perdura.
Pero nada de esto sería posible sin el talento de los chefs, cocineros y pasteleros que día a día ponen profesionalismo, pasión y creatividad en cada plato. Ellos son los responsables de preservar la esencia de los sabores marplatenses, innovar sobre las bases tradicionales y convertir cada comida en una experiencia única.
La invitación está hecha: probar la gastronomía marplatense en su lugar de origen no solo significa disfrutar de platos de excelencia, sino también descubrir un auténtico sabor a Mar del Plata que no se encuentra en ningún otro lugar.