jueves, 10 julio, 2025

Análisis | El Gobierno choca contra su techo operativo

Un incidente, el del vuelo no inspeccionado del avión del ya célebre Leonardo Scatturice, convertido en un escándalo. Los gobernadores desairando al Presidente en la celebración de la Independencia. Un oficialismo acorralado en el Congreso frente a propuestas que amenazan el equilibrio fiscal. Un intento psicodélico de revertir esa amenaza filtrando a través de Alejandro Fantino un alerta apocalíptico sobre el futuro de la economía. La desmentida posterior de esa maniobra. En varios frentes se constata la misma dificultad: el Gobierno encontró un techo operativo.

Es cierto que las encuestas pronostican que a los candidatos de La Libertad Avanza (LLA) les irá bien en las elecciones nacionales. Pero el problema es de otra naturaleza. Si no mejora y reorganiza los recursos para gestionar la administración y la política, a Javier Milei se le multiplicarán las dificultades antes y, sobre todo, después de los comicios. Porque los votantes suelen agradecer los servicios prestados concediendo una victoria, pero después reformula sus exigencias con nuevos desafíos.

La Justicia será la que decida si quienes desistieron de examinar el equipaje de Laura Belén Arrieta y de los tripulantes del Bombardier matrícula N1BRU, que aterrizó en Aeroparque el 26 de febrero pasado, cometieron un delito. Lo que ya está claro es que, por el modo en que manejó esa novedad, la Casa Rosada incurrió en un enorme error político. El síntoma más inquietante de esta situación es que alguien engañó al Presidente. Es decir, alguien le dijo que ese vuelo había pasado por todos los controles. Y le permitió asegurar, con su particular estilo, que la información que afirmaba que no fue así era una falsedad mal intencionada.

Ayer Milei, en una entrevista con Luis Majul, debió admitir que aquella noticia era verdadera. Es más, se ufanó de que, gracias a que trascendió, su Gobierno puedo disponer una investigación sobre ese viaje. Detalló que el equipaje que se transportó eran 10 piezas: algunas veces habló de valijas, otras de “bultos”, otras de “bolsas de compras”. Como dictaminaron los fiscales Claudio Navas Rial y Sergio Rodríguez, apenas se declararon cinco. Aparece aquí otro indicio de que al Presidente lo cuidan poco. Él aseguró conocer la cantidad de valijas o bolsas que venían con Arrieta. Pero los fiscales dijeron que no podrían afirmarlo. Que las que aparecen en las filmaciones son, por lo menos, diez. Acaso sería más prudente que Milei no se exponga con justificaciones demasiado minuciosas. No vaya a ser que en cualquier momento lo llamen a declarar porque, como le dijo Majul algo sorprendido, “usted conoce esto con mucho detalle”.

Milei desarrolló varios argumentos para justificar que el vuelo no hubiera sido supervisado por la Aduana. Por momentos afirmó que no se trataba de un delito, pero también alegó que, por cierto, cabe la presunción de inocencia. El Gobierno ya había consumido capital institucional cuando, al conocerse por primera vez la noticia, le hizo decir a Manuel Adorni que el equipaje de Arrieta era sólo un carry on y que se habían agotado las revisiones: “Es fácticamente imposible que hayan visto a alguien con diez valijas, porque las valijas no bajaron del avión”, le hicieron decir al pobre Adorni.

Muchísimo más grave que el desgaste de Adorni es que la Casa Rosada haya dispuesto Juan Pazo, el titular de ARCA, saliera a dar la cara. No sólo porque Pazo, a pesar de ser el superior de la Aduana, ignora buena parte de lo que sucede en los estamentos inferiores del organigrama. Lo delicado es que este funcionario representa al ministro de Economía Luis “Toto” Caputo. Es decir, involucraron en el escándalo del avión al equipo económico, cuya credibilidad el Gobierno debería tasar como su activo más valioso.

Ayer Economía agravó sus problemas de comunicación con un mensaje terrible sobre el futuro, para desbaratar la sesión parlamentaria de hoy, en la que se aprobarían leyes peligrosas para la estabilidad fiscal. La conducta de Caputo sirvió para que un gracioso comentara: “No hay problema. Toto ya tiene reemplazante. Javier piensa recurrir a Jorge Ledesma, el pastor evangélico del Chaco, que convierte los pesos en dólares”. Las fuerzas del cielo.

Sobre el avión que trajo a Belén Arrieta desde Miami, Milei pasó de decir que se había controlado todo, a afirmar que hay veces que no se controla nada. El viaje de la joven fue una de esas veces. De todos modos, aseguró el Presidente, no hay que intranquilizarse porque la carga que entró por Aeroparque salió de los Estados Unidos, “donde te controlan todo; es decir, lo que venía, venía de un lugar donde tenía un control serio”. Eso sí, no pudo explicar por qué la Justicia no determinó todavía de dónde salió el avión de la polémica. Si de Fort Lauderdale o de Opa-locka. Como es obvio, tampoco puede informar qué traían las valijas. ¿Dinero? ¿Tecnología? ¿Ropa de cuero? Imposible saber.

La laguna más importante que dejó Milei en su larga justificación es de qué se trató la comunicación que se produjo a través del teléfono celular que intercambiaron Arrieta y una agente de Aduana al lado del avión. ¿Quién estaba del otro lado? Majul se lo preguntó, pero el Presidente evitó detenerse en el asunto.

Milei aclaró también que él se fotografió con Arrieta, pero que no es amigo de ella. Precisó, además, que sabía de la existencia de Scatturice. Pero que, si se lo cruzara, no lo reconocería. Dada la defensa que realizó sobre la corrección del vuelo de la polémica, esas prevenciones tal vez fueron exageradas. O ingratas.

Arrieta y, sobre todo, Scatturice, trabajan para la C-Pac, ahora rebautizada C-Pack, la convención conservadora donde el Presidente milita junto a Donald Trump. Scatturice pertenece a esa liga desde antes de que Trump ganara por segunda vez la presidencia. Más aún, su intervención fue crucial en el acercamiento de Milei con Trump. Mantiene, además, un vínculo muy estrecho con el entorno del presidente norteamericano, en especial con Barry Bennet, su principal estratega de marketing. Un protagonismo que no deja dormir a Gerardo Werthein, quien se frota las manos con la controversia por la Aduana.

A propósito de Werthein y Washington: ¿qué hay de cierto sobre un conflicto entre la poderosa Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR) y la Cancillería argentina, por las reglas sobre propiedad intelectual, que afectan a la industria farmacéutica? El diferendo, que comenzaba a resolverse con Diana Mondino, se reabrió con Werthein, a quien se reconoce como gran amigo de los laboratorios nacionales.

Al tomar distancia de Scatturice, Milei abrió una herida en su vínculo con Santiago Caputo, el “Mago del Kremlin”. Caputo es el principal nexo entre el Gobierno y Scatturice. Esa relación es muy anterior a la asociación entre el Presidente y el “Mago”. Scatturice tiene varios negocios de tecnología arraigados en el área de Educación desde la gestión de Mauricio Macri. Tiempos en que el ministerio lo conducía Alejandro Finocchiaro. El encargado de asignar esos negocios era Manuel Vidal, hoy mano derecha del joven Caputo. Esas contrataciones se fueron renovando hasta el año pasado. En vez de hacerse con la Secretaría de Educación, pasaron a la empresa Educ.ar.

Según el informe del Monitor de Transferencias a Empresas Públicas de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), Educ.ar S.A.U. recibió el año pasado un incremento interanual real del 1.825% (mil ochocientos veinticinco por ciento). Gran parte de ese aumento fue destinado a la contratación directa con OCP Tech, la empresa de Scatturice en la que trabaja Arrieta, que habría cobrado más de 70 millones de dólares. En OCP Tech aclaran que esa operación fue recomendada por la Universidad Tecnológica Nacional debido a que ofrece tecnología de CISCO, ya adoptada por el Estado, a un precio más barato que el de la competencia. Más allá de esa justificación, el sagaz Scatturice no sólo zafa de la Aduana; también evitó la motosierra. Cuánto que aprender.

Scatturice se ganó, a través de Vidal, la confianza del “Mago”, quien lo consultó para cubrir la jefatura de la DGI. Así llegó a ese cargo Andrés Vázquez. Este funcionario está hoy muy expuesto por una batalla judicial alrededor de sumas fabulosas: la sanción a Pablo Otero, el “señor del Tabaco”, por un reclamo de la DGI por más de 1000 millones de dólares. Vázquez promete, y hasta ahora está cumpliendo, que el organismo seguirá en litigio con Otero. El caso está en la Corte, que decidirá de un momento a otro. Otero busca con ansiedad que la DGI se flexibilice. Dicen que tocó todos los timbres. Entre ellos el de Santiago Viola, cercanísimo a Karina Milei y, al parecer, al “fuerza del cielo” José Luis Manzano. Habladurías.

Scatturice está en el centro de una trama de hilos transversales. OPC Tech ganó un contrato de provisión de tecnología con la UBA. Allí el contacto sería el radical Emiliano Yacobitti, jefe político de Martín Lousteau. Un detalle interesante: con Yacobitti trabaja, o trabajó hasta hace muy poco, el encantador “Manu” Vidal. Es un dato relevante porque Vidal es alter ego de Santiago Caputo, quien es el responsable político de la SIDE. Y Lousteau es el presidente de la comisión bicameral de control de los organismos de Inteligencia. “Todo tiene que ver con todo”, dirían en San José 1111.

A pesar de que buena parte de la administración de LLA está a cargo de expertos en comunicación como el “Mago” Caputo, el escándalo del avión se debió más a las declaraciones de los funcionarios que a lo que, hasta ahora, se verificó sobre la carga. Si, cuando se publicó la información sobre el avión de Scatturice por primera vez, no hubieran reaccionado negando lo ocurrido, tal vez no habría tanto revuelo. Pero la torpeza armó el escándalo que ocupa hoy a los diarios. Con un inconveniente: en el Departamento de Estado, en los fondos de inversión, en los bancos, todavía leen los diarios. No se informan por las redes sociales. Un dato que debería contemplar “Toto” Caputo, el profeta del fin del periodismo.

El juez Pablo Yadarola avanza con la investigación. Quiere saber, entre otras cosas, quienes se comunicaron a través de ese teléfono que pasó de las manos de Arrieta a las de un agente de la Aduana. También pidió información al país de origen del vuelo, y al del destino final: Estados Unidos y Francia. Hay alguien que presiona a Yadarola: Yadarola. Sencillo: como no ser severo con el caso si él fue quien procesó a Julio De Vido, Claudio Uberti, Ricardo Echegaray y Exequiel Espinosa, entre otros, por el misterioso viaje de Guido Antonini Wilson en 2007. Una curiosidad: para procesarlos esperó hasta el 19 de diciembre de 2018. Pasaron 11 años. Lijo style.

El Gobierno presenta un deterioro de su instrumental político. El triángulo de hierro se oxida. Santiago Caputo queda dañado con el affair del avión. El otro lado, Karina Milei, carga con la cruz del caso $Libra, más pesada desde ayer, cuando Hugo Alconada Mon reveló que Hayden Davis, el inventor del memecoin, transfirió 500.000 dólares a una cuenta anónima antes de reunirse con Milei, y 1 millón de dólares antes de lanzar su moneda digital.

Desde que se conoció el informe de los fiscales Navas Rial y Rodríguez, en la intimidad del Gobierno se expande una pregunta: ¿Qué estará pensando Karina? Alguien que la conoce muy bien, describe: “Ella es viva, es perspicaz. Además, controla todo. Armó su propio grupo: los dos Menem, Lule y Martín; Pilar Ramírez; Viola; y Sebastián Pareja, que tiene cada día más poder. Entre ellos crecen cada vez más las prevenciones sobre “Santi” Caputo. Sobre todo porque da órdenes, pero no firma. No es funcionario. Un día agarra el pendrive de las cripto, se muda a Montana, y no lo vemos más”.

El déficit político que se advierte en el oficialismo se proyecta sobre el Congreso. El conflicto con los gobernadores está entrelazado con las iniciativas de la mayoría parlamentaria que amenazan la política fiscal. Milei argumentó ayer que se debe a una voracidad de recursos. Es posible. Pero con los jefes provinciales hay también una guerra de poder. Desde La Libertad Avanza han instalado en muchas provincias candidaturas para competir por la legislatura local, que es el reducto que interesa a los gobernadores. Los que se postulan suelen adoptar el tono altisonante, por no decir insultante, del Gobierno. Los caudillos agredidos reaccionaron vaciándole al Presidente el acto del 9 de julio. Y respaldando propuestas legislativas de reparto de recursos.

Milei dijo que los gobernadores quieren destruir su gobierno. Por la tarde, su mejor amigo en el periodismo, Alejandro Fantino, reveló una conversación off the record con el ministro de Economía. Aseguró que Caputo le dijo que, si se vulnera el equilibrio fiscal, todo se va a desmadrar hasta las elecciones: el precio del dólar, el riesgo país, la inflación, el nivel de empleo. Caputo aclaró después que había hablado con Fantino, pero que no fue en esos términos. Más aún: aventuró que el video del periodista revelando esa charla fuera falso. Sin embargo, parecía verdadero, en especial porque nadie pudo mostrar una versión distinta de esa parte del programa.

En el mercado circulaba ayer una explicación tan insólita como verosímil. Un financista la formulaba de este modo: “’Toto’ quiso hacer la picardía del off con Fantino. La ilusión era frenar la sesión del Congreso. O que los gobernadores cargaran con el peso de un desastre. Pero, cuando Fantino lanzó semejantes pronósticos, ‘Toto’ dio marcha atrás y dijo que todo era falso. Si se mira el original de Fantino, es tremendo. Y es difícil creer que inventó las explicaciones de ‘Toto’”.

Si esta narración fuera cierta, la imagen de un oficialismo sin prudencia ni brújula política se consolidaría. El ministro Caputo le dio verosimilitud al episodio corriendo al programa de Majul en LN+ para dar explicaciones de lo que, un rato antes, había dicho que era una fake news. En esa entrevista, además, acusó a los gobernadores de querer “seguir robando miles de millones de dólares”. Alguien debería avisarle que, aunque La Libertad Arrase, como había vaticinado por la mañana Milei, el Gobierno seguirá estando en minoría en el Congreso. Es decir: el acuerdo con las provincias seguirá siendo indispensable.

El programa económico plantea varios interrogantes. El volumen del déficit de cuenta corriente; la falta de reservas; el peso de la deuda. Sin embargo, Milei puede ufanarse de un éxito contundente en el principal, y acaso único, objetivo que se fijó: el retroceso de la inflación.

El techo operativo que aparece en estos días revela que todos los percances que afectan al Presidente son políticos. Por eso suena muy interesante la reflexión del célebre cientista político del barrio Santa Bárbara: “A su propio plan, Milei tiene que agregarle, después de las elecciones, el ‘plan Larreta’. Tiene que armar una alianza que represente al 70% de la política. La solución está en la casta”.

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