domingo, 8 junio, 2025

El cóctel que sacude al mundo: un privilegio exorbitante, guerra comercial y mucha incertidumbre

Hacía 15 años ya que Gianmarco Ottaviano no pisaba la Argentina y ahora ve dinamismo y hasta dice que Milei pasó de la etapa de la curiosidad a ser un fenómeno a mirar en Italia, tal vez por su relación tan especial con Giorgia Meloni.

Gianmarco Ottaviano

El profesor de la Universidad Bocconi y de la London School of Economics, nacido en Milán hace 58 años, es un referente del comercio internacional y compartió su conocimiento y lo que se viene de un modo poco habitual. Invitado por la Fundación Observatorio Pyme, dirigida por Giorgio Alliata di Montereale, Ottaviano se refirió a esa especie de empate hegemónico entre Estados Unidos y China que en su visión es la gran ganadora de la globalización desde que ingresó a la Organización Mundial de Comercio en 2001 y se colocó como socia comercial de numerosos países.

“Pasó algo que es fenomenal. China de escasa incidencia hasta entonces se corona como la segunda economía del mundo y se vincula a muchos países emergentes”, le dice a Clarín.

Gianmarco Ottaviano y Giorgio Alliata di Montereale,

En la semana que Trump elevó los aranceles al acero y aluminio al 50%, un golpe al corazón a esas exportaciones desde Argentina, Ottaviano se refirió a la tercera ola de globalización que arranca con la crisis de 2008.

“La globalización implicó un fuerte crecimiento de los flujos comerciales en sus distintas etapas, antes de la Primera Guerra Mundial, luego de la Segunda Guerra Mundial y en 2008 con la baja de los costos del comercio y el aumento de la capacidad de transporte de cada país. Hubo un esfuerzo en reducir las barreras comerciales. Pero en este nuevo proceso de globalización sucedió algo que sacudió a los países occidentales. La sorpresa fue que países autocráticos se beneficiaron de la globalización. Fue el caso de China, aceptada por la comunidad internacional con la idea de que se iba a parecer democráticamente a Occidente. Eso no sucedió y obtuvo, sin embargo, enormes beneficios del comercio. Los autocracias son el 30% del comercio global y crecen en innovación con un modelo de desarrollo diferente que pone en crisis al modelo con democracia y libertad social”.

-¿Cómo llega Trump a desatar la actual guerra comercial?

-EE.UU. comenzó a comprar más de lo que vendía y se endeudó. Generó un déficit comercial gigantesco con China. Pero tiene el privilegio de acuñar dólares que aún hoy son la principal fuente de reserva de valor frente a la incertidumbre de la economía global. El ex presidente francés, Valery Giscard d’Estaing, lo llamaba privilegio exorbitante, lo que le permite acumular deuda sin sufrir tanto. Trump ya había iniciado durante su primera presidencia una confrontación encendida con China. En marzo de 2018 sostuvo que las guerras comerciales son buenas cuando hay países que se aprovechan de EE.UU. Elevó aranceles y China también los subió. En 2020 llegaron a un acuerdo con concesiones recíprocas y se estabiliza.

Esta vez es más brusco, con subas para todos los países…

-Trump busca reducir el déficit. Con los derechos aduaneros pagados por los extranjeros reindustrializará, reducirá impuestos internos y protegerá sectores. Tiene la voluntad de buscar distintos objetivos utilizando un solo instrumento: los derechos aduaneros. Agrega incertidumbre ya que anuncia y luego otorga una pausa. Nadie sabe a qué atenerse. Desestabiliza los mercados y por primera vez en una situación de emergencia, los inversores se alejan del dólar. El índice de incertidumbre que elabora Bloomberg ahora llega a 6%. Es mucho.

-¿Cree que puede haber marcha atrás?

-Las medidas traen incoherencia y ponen en duda la estabilidad de las reglas de comercio, los acuerdos internacionales, la interacción. Son dos contendientes muy agresivos y el temor es que ya no hay certezas sobre las reglas. Es difícil construir confianza. Dañará la economía mundial.

-Esta guerra sacude a una Argentina que se está abriendo al mundo…

-Trump busca ahora un comercio con países amigos, lo que llamaríamos una globalización selectiva y Argentina puede llegar a obtener alguna ventaja.

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