jueves, 20 marzo, 2025

Diputados dio vía libre para que Milei encamine el país hacia otro desastre con el FMI

En una sesión convocada de manera express, Diputados aprobó este miércoles un cheque en blanco para que MIlei y Caputo negocien una entrega al FMI. La aprobación se logró con 129 votos positivos, 108 votos negativos y 6 abstenciones.

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El DNU 179/25 confirma que de aprobarse el nuevo Programa de Facilidades Extendidas se extiende por 10 años más el sometimiento económico y político al Fondo. Presionado por una situación económica cada vez más inestable, con subas en los precios, en los dólares paralelos y derrumbe en los “mercados”, el gobierno decidió enviar un DNU para que el Congreso le apruebe un cheque en blanco.

Una vez más la casta rescata a Milei al votar a favor de un nuevo endeudamiento con el FMI que va a impactar sobre la vida de millones de personas, pero sin conocer cuestiones elementales como el monto, las exigencias y el calendario de pagos. Una nueva estafa a gran escala contra las mayorías trabajadoras que ya sufren hace 7 años las consecuencias del acuerdo de 2018 de Macri. En especial contra los jubilados que fueron la variable central del ajuste; una caída del 22% en los haberes durante el gobierno de Javier Milei.

De esta manera el gobierno decreta que los fondos que lleguen se usarán para dos fines. El repago de deuda previa «las operaciones de crédito público celebradas en el marco del Programa de Facilidades Extendidas de 2022 cuyo vencimiento opere dentro de los cuatro años de la suscripción del acuerdo». Y también para la cancelación de «las letras intransferibles en dólares en poder del Banco Central», un punto que abrió una polémica.

Milei pasó de querer cerrar el Banco Central a explicar en los medios que este acuerdo con el permitirá el saneamiento del balance del BCRA y mantener la inflación baja. También defendió que este acuerdo no implica aumento de la deuda total, ya que se cancela deuda del Tesoro (letras intransferibles) en manos del Central. Otra falacia de este gobierno, el desembolso de fondos frescos aumentará la deuda externa. Además, lo que no dicen Milei ni Caputo es que se cancelará deuda intra sector público en pesos con dólares, cambiando el acreedor que ahora será el FMI. Esto implica aumentar el pasivo exigible, con un acreedor externo al que se le dará un mayor poder de negociación y que cobrará una tasa de interés mucha más alta que la actual. Según algunos trascendidos esta sería cercana al 5,63%.

Otra falacia de este gobierno, el desembolso de fondos frescos aumentará la deuda externa. Además, lo que no dicen Milei ni Caputo es que se cancelará deuda intra sector público en pesos con dólares, cambiando el acreedor que ahora será el FMI. Esto implica aumentar el pasivo exigible, con un acreedor externo al que se le dará un mayor poder de negociación y que cobrará una tasa de interés mucha más alta que la actual. Según algunos trascendidos esta sería cercana al 5,63%.

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La aprobación de este DNU –sin conocer la letra chica- le da vía libre al gobierno para terminar de cerrar esta nueva entrega al capital financiero internacional. Se trata de otro fraude contra las mayorías sociales. Acorralados por las dudas que hicieron saltar las cotizaciones del dólar paralelo (sólo el MEP paso de $1229 a $1286 en una semana), Caputo busca ganar tiempo, pero no hay nada claro. El acuerdo no está aprobado por el directorio del Fondo, y eso ha desatado un clima de antesala a posibles corridas cambiarias. En los últimos días el desarme de posiciones en pesos que se fueron al dólar explicaron la suba de los paralelos y las continuas ventas de dólares del central para amortiguar este salto.

Una historia de catástrofes con el FMI

La relación de Argentina con el FMI cruza toda la historia del país en las últimas décadas y su intervención fue un factor clave para atacar las condiciones de vida de la mayoría de la población. Los 23 acuerdos con el Fondo con mayor o menor trascendencia tuvieron por objetivo reforzar el sometimiento del país a los intereses del gran capital internacional, aplicando sucesivos planes de ajuste y saqueo de los recursos nacionales.

Fue durante el gobierno militar de la Revolución Fusiladora, bajo el mando de Pedro Eugenio Aramburu, que el país ingresó al FMI. Una pesada herencia que ningún gobierno posterior cuestionó. Es con la dictadura genocida que el peso de la deuda con el Fondo se vuelve determinante; se firman dos acuerdos uno en 1976 y otro al año siguiente. Son planes brutales, abiertamente contra las grandes mayorías: “disminuir el salario real, disminuir el poder de los trabajadores” pusieron por escrito.

Si contrastamos la situación de la clase trabajadora con la existente en 1974, los datos son concluyentes. Las estimaciones sobre la evolución de largo plazo del poder adquisitivo del salario muestran que el mismo es hoy poco más de la mitad del que llegó a tener en aquél entonces. El trabajo no registrado se elevó de un 20 % de los asalariados (y de un 15 % del total de los empleados) hasta un alrededor de un tercio de los trabajadores ocupados.

Bajo el gobierno de Alfonsín en febrero de 1989 el Fondo Monetario suspende el envío de fondos, agudizando la crisis económica y la hiperinflación. El porcentaje de personas viviendo bajo la línea de pobreza pasó del 25 % al 47,3 % entre comienzos de 1989 y octubre del mismo año. La crisis fue cerrada por Menem y Cavallo mediante un fuerte plan de “shock”, con privatizaciones y despidos generalizados (alrededor de 500.000) en el sector público y la “ley de convertibilidad” que ataba el precio del peso al dólar.

Los nuevos dueños de las empresas privatizadas, los bancos y sus socios locales fueron los grandes ganadores del plan “neoliberal”. Junto con ellos, las multinacionales imperialistas profundizaron su peso en el país comprando agresivamente empresas locales. El Fondo tuvo un rol central dentro del plan Brady impulsado por Estados Unidos, para aumentar el peso de los capitales norteamericanos en todo el continente, siendo Argentina uno de los ejemplos más claros.

Durante el gobierno de Menem y hasta el final de la Convertibilidad es el momento de la historia en el que Argentina está más años bajo acuerdo con el FMI. A fines de 2000 se acuerda el Blindaje, con intervención del FMI, a los pocos meses el Megacanje; operaciones marcadas por la ilegalidad y el fraude. La crisis de 2001 es uno de los ejemplos más claros del fracaso de los planes con el FMI. En ese momento, el Fondo decidió retener un desembolso crucial de 1.260 millones de dólares, lo que precipitó el default de la deuda y la caída del gobierno de la Alianza.

El PBI cayó un 12 % mientras la desocupación trepó a un 25 %. Antes del llamado “corralito”, los bancos salvaron a los grandes inversores que fugaron activos, y desfalcaron luego el ahorro de las clases medias. El peso fue devaluado en un 200 % de un golpe y con la “pesificación asimétrica” Duhalde salvó a las empresas y compensó a los bancos, haciendo retroceder un 30% el poder de compra de los salarios en un solo año. A su vez, para octubre de 2002, la población bajo la línea de pobreza llegó a un impactante 57,5 %.

En 2018, el gobierno de Mauricio Macri firmó un acuerdo stand-by con el FMI por 57.000 millones de dólares (de los que finalmente entraron 44.000 millones), el más grande en la historia del organismo. Este acuerdo fue impulsado por la administración de Donald Trump para apoyar la reelección de Macri. Sin embargo, el plan fracasó rotundamente. El FMI permitió que los fondos se utilizaran para financiar la fuga de capitales, algo que está prohibido en sus estatutos. Durante el gobierno de Macri, la fuga de capitales alcanzó los 86.000 millones de dólares, lo que dejó al país en una situación económica crítica.

No al FMI

En los últimos tres meses el Banco Central vendió 2 mil millones de dólares, según un informe de Fundación Capital, dólares para evitar saltos en la brecha entre el oficial y los paralelos, sacrificando reservas. Esta desconfianza en los “mercados” sobre el plan de Milei se potenció luego del criptogate de $LIBRA y las distintas denuncias judiciales al presidente, tanto en el país como en EE.UU. La “guerra comercial” iniciada por Donald Trump complican la situación económica.

Ante este escenario y la falta de dólares para afrontar nuevos vencimientos en moneda extranjera, el gobierno estuvo acelerando las negociaciones, para llevar alguna “buena” noticia a los grandes grupos económicos. Si bien el gobierno cuenta con el aval de la administración Trump, los puntos grises que habrían demorada la decisión del organismo que lidera Kristalina Georgieva son: devaluación y cepo cambiario. El dólar barato es uno de los pilares del plan del gobierno, junto al atraso de salarios y jubilaciones.

Milei busca un nuevo acuerdo con el aval de los diputados que le vienen garantizando la gobernabilidad, al aprobar el DNU este miércoles. Una nueva gran estafa que promete más motosierra lo destinado a jubilaciones, salud y educación. También a la obra pública e infraestructura con las catastróficas consecuencias que ello trae, se evidencia en lo sucedido en Bahía Blanca. Todo con el único fin de pagar una deuda odiosa, y responder a los lineamientos del capital financiero internacional.

Para terminar con este ajuste hay que poner un freno a esta nueva entrega que preparan Milei, Caputo, el FMI, los empresarios y la casta política. Abajo el acuerdo con el Fondo, no al pago de la deuda odiosa. Preparemos la más amplia movilización en las calles para enfrentar estas políticas de ajuste y enrega.

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