En su segundo día en Estados Unidos, Javier Milei se presentó este viernes en el Banco Interamericano de Desarrollo. El comienzo de su discurso sufrió algunas interrupciones que llamaron la atención de todos los presentes y que provocaron un ataque de furia en el Presidente.
A diferencia de otras oportunidades, esta vez, el mandatario decidió transmitir su discurso en un vivo en Instagram. Lo hizo a través de su cuenta y con su celular personal. Uno de sus asesores fue el encargado de hacerse cargo de filmarlo desde el auditorio.
Mientras la cámara enfocaba al escenario, el teléfono no paraba de sonar. Lo llamaban una y otra vez. Incrédulos, algunos de los presentes en las primeras filas se daban vuelta para ver qué pasaba hasta que el Presidente se dio cuenta y despotricó. Una de ellas fue Karina Milei, a quien se la notaba incómoda.
«Sí, está tremendo ese el teléfono. ¿Es el mío, no?», preguntó Milei. «Te están llamando, lo hace a propósito para molestar», le respondió su asesor, mientras que otra persona trató de imprimirle humor a la situación: «Sos muy solicitado».
En ese momento, el Presidente les explicó a los presentes que, antes de comenzar su discurso, habían anunciado que lo iban a transmitir por Instagram y «siempre hay un imbécil malnacido».
«El que está haciendo esto, sabe que está interrumpiendo la charla. Argentina es así, tiene un montón de cabeza de termos que hacen este tipo de cosas. En algunos casos les decimos cabeza de pulpo porque el pulpo tiene su aparato digestivo en la cabeza, con lo cual la tienen llena de excremento«, arremetió.
«A esos simpáticos que están tratando de interferir y molestar en la conferencia… En un debate yo tenía tosedores (en referencia al debate presidencial con Sergio Massa) así que de Argentina se puede esperar cualquier cosa», continuó, después unos tibios aplausos y mientras el teléfono que seguía sonando sin parar.
«Ahí sigue el cabeza de pulpo. Y no va a parar porque no quieren que se transmita esto», sentenció.
Finalmente, en medio de la incomodidad, lograron silenciarlo y el Presidente pudo seguir dando su discurso presentando como «El modelo económico argentino» sin interferencias.
Lo cierto es que Milei ya viene cargado de enojo desde que -según sus propias palabras- «intentaron sabotear» la entrevista que le concedió semanas atrás al periodista Antonio Laje en A24.
Fue el lunes 10 de febrero cuando el Presidente fue el invitado estrella en el debut de la nueva programación del canal de noticias. Laje habló casi una hora con el mandatario, pero la charla quedó marcada por los numerosos problemas técnicos con el audio, desde que arrancó y a lo largo de todo el reportaje.
«No me sorprende, el estudio estaba lleno de gente haciendo ruido. Parece que las mañas que utilizaron en la campaña electoral del 2023 intentaron replicarlas», se quejó luego el libertario.
Milei, contra Paolo Rocca
Ya sin problemas en su alocución, Milei elogió a sus ministros, repasó la política económica de su gobierno y aprovechó para pelearse con el empresario Paolo Rocca. Lo apuntó como beneficiario de una prohibición que eliminó Federico Sturzenegger y aseguró: «Sacó a su ejército de econochantas a pedir devaluación y tratar de desestabilizar».
Cuando iban 50 minutos de exposición, el Presidente destacó el trabajo de Sturzenegger en su tarea de desregulación. «Tenemos una relación simbiótica como con Toto Caputo», lo elogió. Y entre sus medidas, recordó una en particular: la liberación de la exportación de chatarra.
La prohibición regía desde 2009, cuando Cristina Kirchner era Presidenta. La liberación de la exportación se confirmó a principios de enero y significó un nuevo capítulo de la pelea entre el Gobierno y el empresario Paolo Rocca, de Techint.
«No se podía exportar chatarra. Pero la chatarra tiene un precio. Quedaba en el mercado doméstico y estaba muy barata. Claro, eso beneficiaba a una empresa y perjudicaba a todas las empresas que tenían la chatarra», dijo Milei, que en todo momento evitar mencionar a esa compañía de la que hablaba.
«Eso no es muy a favor de la libertad. Entonces, ¿qué hicimos? Eliminamos esa regulación. Obviamente que ahora la chatarra tiene un precio de mercado», siguió el jefe del Ejecutivo.
Y volvió a aludir a Techint. «La empresa que se perjudicó es una empresa muy grande y sacó a su ejército de econochantas a pedir devaluación y tratar de desestabilizar el programa económico», concluyó ese pasaje.