Horas atrás fue noticia porque se la vinculó con nuestro Julián Alvarez, casi el único futbolista del mundo sin tatuajes. Hablamos de Mia Kahlifa. Las malas lenguas -que podrían incluirla- entienden que quizá se trató de una estrategia de marketing para que el periodismo no olvide que hace exactos diez años la chica saltó a la fama en la industria del porno, convirtiéndose en un éxito inmediato y destronando a quien era la figura del momento.
La pregunta insidiosa que recorrió las redes y los portales fue, ayer nomás: ¿qué pasa entre Julián Alvarez y Mia Khalifa? El futbolista argentino fue tendencia por largo rato.
El rumor duró hasta que la estrella porno más reputada de la última década salió a decir: “Para aclarar las cosas: no estoy saliendo con nadie, y si lo estuviera, ciertamente no sería con alguien que no tenga la edad suficiente para recordar dónde estaba el 11 de septiembre”, posteó ella, ahora modelo, cantante ocasional y empresaria de apenas 31 años. Por las dudas, Alvarez nació el 31 de enero del 2000. Difícilmente un bebé recuerde lo que pasó ese día con las Torres gemelas.
Sin otro particular, Mia Khalifa es una figura del porno que tuvo un paso más que fugaz por la industria del entretenimiento para adultos. Tres meses, una estación. Un verano duró. El resto lo hicieron, ¡y lo hacen!, las millones de reproducciones que la volvieron extraordinariamente viral.
Retirada, seria, ahora con trajes de señora y sentada a una probable mesa oval, Mia se dedica a los negocios y, cada tanto, despunta en vicio publicando húmedos contenidos en Only Fans. En el medio, su biografía indica que la chica se graduó en una licenciatura de Historia en la Universidad de Texas.
Nació en Beirut y emigró a los Estados Unidos en 2000. Comenzó a actuar como actriz porno a fines de 2014 a instancias de un cliente que frecuentaba el bar donde ella trabajaba. Lo hizo y su popularidad fue tal que en dos meses superó en visitas a la incalculable Lisa Ann, para posicionarse como número uno en la clasificación del reconocido sitio web-porno Pornhub.
Meteórico ascenso
En Oriente Medio, su nombre es casi una mala palabra: arrancó su performance con los tapones de punta y un video hotísimo donde practicaba sus poses mientras llevaba puesto un hiyab. Rápidamente se aburrió y a principios de 2015, lo suyo ya fue un grato recuerdo.
En las redes se habló de sus aproximaciones a gente del deporte, especialmente de eso que se da en llamar fútbol americano. Su cuenta de Instagram (@miakhalifa) tiene 26 millones de seguidores. Uno de ellos es Bizarrap. Con Julián Alvarez ni se siguen.
En 2015 las búsquedas en Internet de Mia Khalifa se quintuplicaron. La mayoría de las visitas provenían del Líbano, Siria y Jordania. La controversia made in hiyab logró catapultarla al puesto 5 entre “Las 10 estrellas más famosas del mundo porno”, ranking célebre, especie de Billboard, de la revista británica para hombres Loaded.
Mia tiene más curvas que Colapinto. En su momento de gloria hasta una marca de cerveza (libanesa) hizo un aviso donde se podía ver a la botella de cerveza junto a sus paradigmáticas gafas y una firma de puño y letra: “Ambos somos para mayores de 18″.
Los entendidos dicen que su mejor película fue Pastel de crema de tetas grandes. Otro sugieren que la secuela, Ponlo entre mis tetas fue la clave de su repentino éxito.
Se retiró en la gloria total habiendo rodado 37 películas, varias de ellas realizadas en un día. The Washington Post le hizo una entrevista que dejó un reguero de almíbar. Allí ella decía que había madurado y que su «fase rebelde» era cosa del pasado.
¿Si se llenó de plata? En 2019, Khalifa declaró haber ganado apenas 12.000 dólares trabajando en pornografía.
Tras el ataque por parte de Hamas y la Yihad Islámica Palestina a Israel desde la Franja de Gaza, Khalifa posteó un mensaje de apoyo a Palestina. Más tarde, Khalifa tuiteó: «Apoyar a Palestina me hizo perder negocios, pero estoy más enojada conmigo misma por no comprobar si estaba o no haciéndolos con sionistas».
POS