El policía Facundo Torres fue condenado a cinco años de prisión por plantar un arma en el auto en el que iba Lucas González con el objetivo de encubrir el crimen. El oficial fue encontrado culpable de «encubrimiento agravado» y considerado «partícipe primario de falsedad de documento público».
El veredicto fue dictado este viernes por el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional (TOC) Nº29 integrado por los jueces Guillermo Friele, Juan María Ramos Padilla y Sergio Paduczak, a casi tres años del asesinato del adolescente.
Los magistrados determinaron que fue Torres quien plantó el arma de juguete dentro del auto en el que circulaba el joven de 17 años junto a sus tres amigos el 17 de noviembre de 2021.
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De esta forma, la Justicia encontró a Torres «autor penalmente responsable de los delitos de encubrimiento agravado por la condición de funcionario público» y «partícipe primario de falsedad ideológica y privación ilegal de la libertad”. Además de la condena a prisión, se lo inhabilitó por 10 años a ejercer cargos públicos.
La querella, representada por Gregorio Dalbón, había solicitado 10 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. La fiscalía, por su parte había pedido seis años y el doble de inhabilitación.
Torres había sido imputado durante el primer juicio llevado a cabo por el crimen de Lucas González, durante el cual tres policías fueron condenados a prisión perpetua por ser considerados de homicidio quíntuplemente agravado. Además, otros efectivos recibieron penas de entre 4 y 8 años de prisión.
El crimen de Lucas González
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El 17 de noviembre de 2021, durante la mañana, tres miembros de la Policía de la Ciudad – el inspector Gabriel Alejandro Issasi, el oficial mayor Fabián Andrés López y el oficial Juan José Nieva, de la Brigada 6 de la División Brigadas y Sumarios de la Comuna 4 – se desplazaban en un Nissan Tiida sin identificación policial ni patente por el barrio de Barracas cuando se cruzaron con Lucas González y sus amigos, quienes iban en otro auto.
Al ver a los jóvenes, los efectivos bajaron de su vehículo y les apuntaron. Los adolescentes, creyendo que se trataba de un intento de robo, intentaron escapar.
En respuesta, los policías comenzaron a disparar contra el auto de los chicos, impactando una de las balas en la cabeza de Lucas. Como resultado de esta herida, el joven fue trasladado al hospital “El Cruce” de Florencio Varela, donde falleció al día siguiente.
Después de los disparos, los policías desplegaron un operativo en la zona que se extendió hasta la noche. Este culminó con la detención de los otros jóvenes que acompañaban a González.
En ese contexto, aunque inicialmente se informó a las autoridades judiciales que no se observaba ningún arma en el vehículo de las víctimas, posteriormente se halló en el lugar una pistola de utilería.
La fiscalía sostuvo que se debía considerar un agravante el hecho de que el oficial Torres actuara bajo su condición de policía y utilizara un vehículo estatal para ejecutar el delito. Además, destacó el intento de encubrimiento y el impacto emocional y físico que este hecho tuvo en los tres adolescentes sobrevivientes y en las familias de todos los involucrados.
“Este es un caso que involucra un sesgo discriminatorio muy fuerte, donde tanto él como sus consortes de causa actuaron guiados por odio racial, ya que consideraban a Lucas y a sus amigos como inferiores, como ‘negros de m…’ que merecían ese trato”, concluyó la fiscalía.
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