Una de las herencias de Cristina Kirchner y Sergio Massa es el intercambio de divisas entre China y Argentina a través de un préstamo contingente entre sus bancos centrales. El Banco Central (BCRA) le da pesos al Banco Popular de China (BPC) y el BPC le entrega yuanes al BCRA.
Esta modalidad financiera no tiene costo mientras se encuentra inactivo y comenzó en el año 2009 con 70.000 millones de yuanes, equivalentes a una cifra cercana a los 9.900 millones de dólares. En esos momentos su uso no era de libre disponibilidad y el BCRA debía notificar a los banqueros en China para hacerlo efectivo.
Al efectivizarse se activa una tasa equivalente a un préstamo. La Argentina solicita utilizar el dinero, se pacta la tasa de interés y la paridad de cambio y se emiten pesos que son depositados en el banco central chino que a su vez coloca yuanes en el banco central argentino. Se trata de un canje transitorio por plazos de entre uno y tres años.
Esta operatoria tendrá nueva vida bajo la administración de Milei.
Reservas: renegociar el swap con China, el objetivo inmediato del Gobierno
Pero, lo primero que deberá afrontar el Gobierno argentino es el pago del primer tramo del swap con China que vence a fines del mes de junio por 2.906 millones de dólares del total de 4.844 millones de dólares del acuerdo que firmó Sergio Massa en octubre del año pasado, por un total de 6.500 millones de unidades de la moneda estadounidense. De esa suma, solo 1.656 millones no se utilizaron.
Parece ir tomando forma el surgimiento de un Milei pragmático que se muestra dogmático en sus declaraciones de principios, pero práctico según la coyuntura que enfrenta el país que conduce.
El presidente tiene varios pendientes con el régimen de Beijing. Lo que más le preocupa es la renovación y ampliación del swap con el país asiático
Y, en ese sentido, se pasó de la advertencia de campaña, «no sólo no voy a hacer negocios con China, no voy a hacer negocios con ningún comunista» a enviar a la canciller, Diana Mondino, al presidente del Banco Central, Santiago Bausili, y al secretario de finanzas, Pablo Quirno, a intentar un roll over de la deuda que no habría tenido un buen resultado.
Las autoridades chinas prefieren los gestos políticos que cimentan el mediano plazo en las relaciones entre naciones antes de atender a un roll over, término que en finanzas refiere al proceso de prórroga de la fecha de vencimiento de un préstamo, lo que suele suponer un cargo adicional para el tomador de deuda.
Las opciones que maneja el Gobierno de Milei
Por esta cuestión hubo una reunión de urgencia en el primer piso de la Casa Rosada con los funcionarios que estuvieron en Beijing y el presidente, Javier Milei, durante el atardecer del martes 14, en donde las posibilidades que se analizaron se orientan hacia la normalización de unas relaciones bilaterales signadas por la desconfianza y el corrimiento hacia las posiciones de la diplomacia estadounidense.
Una de las posibilidades analizadas fue la intervención de la dirección del Fondo Monetario Internacional (FMI), en cuyo directorio China es un importante aportante, y la Argentina encontraría eco para avanzar en un acuerdo.
Mientras que en el Banco Central le presentaron a Milei una posición más optimista, si la diplomacia logra acercar posiciones entre los presidentes, por la cual se explorará una ampliación del swap del orden de los 5.000 millones de dólares.
Argumento justificado en los recientes contactos del secretario de bioeconomía, el ingeniero Fernando Vilella, que tiene la misión de avanzar en acuerdos comerciales cuando visite Beijing a fines de este mes.
Milei buscará ampliar las ventas al exterior de los productos agropecuarios
Acuerdos comerciales con Beijing
Según trascendió, el secretario viajará a Shanghai y a la capital de China con una comitiva reducida y se reunirá con sus pares asiáticos para incrementar las exportaciones de carne vacuna, bovina y aviar.
Los encargados de negocios de Cancillería tampoco se quedaron quietos y organizaron hace una semana un encuentro en el Palacio San Martín, donde estuvieron representados empresarios del mercado chino de Guangzhou interesados en comerciar con el sector agrícola nacional. Se trata de negociaciones en un mercado especializado en frutas y verduras.
En definitiva, con sus actos la administración de Milei reconoce que renunciar a China es difícil, que inclusive puede beneficiar a sus planes y políticas para estabilizar la economía, dolarizar o ir hacia una canasta de monedas y liberar el cepo, contar con el respaldo del «gigante asiático», incluida la cuestión del intercambio de divisas por un valor cercano a los 18.000 millones de dólares.
El 4 de abril pasado, el presidente ofreció una entrevista a un medio del exterior, donde fue consultado por el swap y allí expresó, que no tiene intención de modificarlo al sostener que «son acuerdos comerciales entre privados y, así como nosotros tenemos una parte en el Banco Central nuestro, ellos tienen la contraparte en el banco central de ellos».
La ideología de las dos administraciones constituye una brecha insalvable pero el comercio, como siempre lo hizo en la historia de la humanidad, crea puentes que, con el paso del tiempo, son cada vez más sólidos y terminan formando parte del paisaje natural de un determinado lugar o país.