La Unión Europea (UE) aplicará desde este domingo un esquema de aranceles a las importaciones de cemento, hierro y acero, aluminio, fertilizantes, electricidad e hidrógeno, sectores que se consideran intensivos en emisiones de carbono.
El Mecanismo de Ajuste en Frontera de Carbono (CBAM) busca evitar la fuga de carbono e igualar su precio entre los productos nacionales y las importaciones.
De este modo, la UE busca que sus políticas climáticas no se vean socavadas por la reubicación de la producción a países con estándares ecológicos menos ambiciosos, o que se sustituyan productos locales por importaciones más baratas, pero más intensivas en carbono.
Quienes exporten este conjunto de bienes a la UE tendrán que informar sobre el volumen de las emisiones de gases de efecto invernadero generadas durante su producción, presentado el primer informe antes del 31 de enero del año próximo.
El primer año de aplicación
Habrá una serie de flexibilidades, como el uso de valores por defecto para la notificación de emisiones incorporadas y la posibilidad de utilizar las normas de seguimiento, notificación y verificación del país de producción, precisó la agencia DPA.
Esta fase de transición servirá como período de aprendizaje para todas las partes interesadas y permitirá a la Comisión Europea recopilar información útil sobre las emisiones incorporadas para perfeccionar la metodología para el período definitivo, que comenzará en 2026, momento en el cual se comenzarán a aplicar directamente las tarifas, que sería de cerca de 100 euros por tonelada de emisiones.
Diversos analistas advierten que la iniciativa podría derivar a un incremento de precios en Europa, incluso antes de que entren en vigencia las tarifas.
«Si no se realizan acciones para resolver los problemas administrativos que comenzarán a enfrentar los importadores, existe un riesgo de que el CBAM represente un escollo en la economía europea», señaló Anuj Saush, de la ONG The Conference Board al portal especializado SupplyChain.
Precisó que las categorías de bienes representan un 4,95% de todas las importaciones de la UE, valuadas en 133.200 millones de euros al año.