El Gobierno postergó nuevamente la actualización completa de los impuestos a los combustibles, limitando así los aumentos en las naftas y el gasoil desde el 1° de septiembre para evitar su impacto en la inflación. Según anticipan los economistas, en agosto la cifra habría sido superior al dato de 1,9% de julio que informó el Indec: prevén que rondará en 2%.
De esa forma, la medida busca aliviar el traslado de la carga impositiva a los costos de transporte y aminorar la presión sobre los precios en los surtidores. La normativa vigente establece que ambos tributos deben actualizarse trimestralmente, según la variación del Índice de Precios Minoristas (IPD).
Sin embargo, a fines de agosto, mediante el Decreto 617 publicado en el Boletín Oficial, el Ejecutivo decidió continuar con la aplicación parcial de los impuestos a los combustibles líquidos (ICL) y al dióxido de carbono (CO2), como lo hizo en lo que va de 2025 a través del mecanismo de subas periódicas, que comenzó a aplicarse este año nuevamente tras haber estado suspendido en gran parte de 2024.
La normativa incrementó en $ 11,2 por litro los tributos sobre las naftas y en $ 9,6 sobre el gasoil. En el primer caso, representó un aumento de alrededor del 0,75% en los surtidores, con un precio de referencia de $ 1.313 en la Ciudad de Buenos Aires; mientras que en el gasoil, significó un alza de entre 0,75% y 1% en el precio final, que varía según la estrategia comercial de cada petrolera y la ubicación.
Actualmente, el ICL sobre las naftas debería ser de $ 507 por litro, pero tras la última actualización quedó en $ 278, mientras que sobre el gasoil debería promediar $ 328 por litro, pero se limitó a $ 208, generando un retraso de $ 120.
Pérdida de recaudación
Esta decisión generó una pérdida fiscal de US$ 1.786 millones en los primeros nueve meses de 2025, estimó un informe semanal de la consultora Economía y Energía, que lidera el economista y exdirector de Finanzas de YPF Nicolás Arceo.
Agregó que la postergación de la actualización completa de estos impuestos implicará una pérdida de recaudación de US$ 177 millones solo en septiembre. En 2024, se resignaron US$ 2.400 millones.
Según el estudio, en los últimos 12 meses, los precios del petróleo y los combustibles líquidos disminuyeron en el mercado internacional: el barril de crudo West Texas Intermediate (WTI), la referencia en los Estados Unidos, bajó 17%, y el Brent, el principal indicador del mercado local, cayó 15,9%, en ambos casos en dólares. En contraposición, el precio promedio de la nafta súper en el mercado argentino aumentó 32,6% en pesos.
Semanas atrás, Arceo expresó que “pese a que la baja en el barril del crudo era el momento para recomponer el ICL, hubo una decisión política de privilegiar la contención de la inflación”. “Ahora bien, el atraso con este tributo representa la mitad de los subsidios al sector energético”, advirtió el director de Economía y Energía.
En ese sentido, se calcula que implica entre 40% y 50% de lo que será la totalidad de los subsidios a la energía durante el año, por lo que el mercado estima que todavía hace falta ajustar en más de 90% el ICL, tributo que, argumentan, está recaudando 0,6% del Producto Bruto Interno (PBI) y debería recaudar 1%.