A principios del invierno que se insinúa con temperaturas muy bajas, 2025 se presenta como un año atípico. Tras varias temporadas de sequía, no había señales de que la legendaria laguna de Chascomús volvería a sorprendernos. Sin embargo, la noticia nos movilizó: el espejo de agua comenzaba a recuperar su nivel y sus sobrios pejerreyes, esos que alguna vez nos hicieron vibrar, reaparecían. Así fue como emprendimos la visita junto al guía y amigo Fernando Scardigno, referente de la zona, y bastaron solo ocho horas de pesca para regresar orgullosos.
Coordinamos por teléfono y nos encontramos con Fernando y Carlitos Pérez en la Asociación de Pesca y Náutica de Chascomús. Entre mates y charla con otros guías, nos anticiparon que se estaban dando buenas capturas tanto desde embarcaciones como desde el muelle municipal. De noche, las flechas de plata picaban firme en el atracadero, mientras que embarcados, los mejores resultados se lograban cerca de la compuerta, donde la laguna Adela vuelca sus aguas. Los ejemplares del muelle rondaban los 25 cm, mientras que embarcados aparecían piezas de mayor longitud. Este ámbito, que llegó a tener entre 3.000 y 2.500 hectáreas de agua, se achicó tanto por la sequía que en algunas zonas el fondo podía recorrerse a pie.
Sabíamos que la laguna estaba bien poblada de pejerreyes gracias al aporte constante de la estación hidrobiológica de Chascomús, y al legado del biólogo Gustavo Berazain. Este trabajo fue clave para que el espejo no desapareciera del radar del pescador deportivo. Acompañado por mi padre, Alberto Frontoni, y Hugo Gachet, nos alistamos en el muelle para zarpar, con la ayuda del tractor de la guardería. El clima no era el mejor: el agua estaba turbia por vientos de más de 30 km/h durante la noche anterior, lo que complica la pesca al dificultar que el pez localice la carnada. Sin embargo, a las 10 de la mañana ya estábamos en el agua, donde permaneceríamos hasta las 16. El pronóstico anunciaba ráfagas del sur superiores a los 40 km/h, así que decidimos buscar el pique cerca de la costa, a unos 500 m, en zonas resguardadas del viento.
Entre mates y facturas, nos dirigimos hacia el centro del espejo y anclamos. Armamos líneas de tres boyas medianas con anzuelos N° 3, encarnadas con mojarras chicas, reeles tamaño 2.000 a 2.500 con multifilamento de 0,15 a 0,17 mm, montados sobre cañas de 4 a 4,30 metros. El primer punto fue el muelle municipal, gareteando hacia la boca del arroyo San Felipe, donde izamos tres pejerreyes de medida. Luego, ya anclados en el centro de la laguna, levantamos más ejemplares entre 20 y 40 cm de profundidad, donde las líneas rindieron excelente. Ya pasado el mediodía, almorzamos en la embarcación y nos dirigimos hacia la Casa Amarilla, otro punto de referencia, donde obtuvimos tres piezas más. La última parada fue en la boca del arroyo Valdez, con algunas capturas adicionales.
La laguna está bien poblada, pero requiere hacer bien los deberes: movernos si no hay actividad, armar bien las líneas y utilizar carnadas naturales como camarón de la propia laguna, alimento habitual de estos pejerreyes. Con los días, el agua irá aclarando gracias a las heladas, que hacen decantar el plancton que traen los arroyos. Las boyas que más funcionaron fueron las amarillas tipo aceituna, combinadas con negro, y casi todos los piques se dieron en el palito de bigotera.
Conclusiones
A las 16:30 ya estábamos de regreso en la orilla. La jornada fue muy fresca, ideal para cerrar con unos mates calientes mientras sacábamos el tracker del agua. Fernando nos comentó que la laguna aún no alcanzó su nivel óptimo: le falta al menos un metro más de profundidad, aunque la recuperación es sostenida.
El balance final: 16 piezas seleccionadas en ocho horas, todas devueltas al agua en señal de respeto y cuidado ambiental. Chascomús atraviesa un gran momento, ideal para visitar en familia, con una oferta turística y gastronómica amplia, campings, cabañas y actividades recreativas. Además, las lagunas aledañas como Barrancas, Chis-Chis, Vitel y El Burro también muestran buenos niveles de agua y presencia de pejerreyes, fortaleciendo todo el sistema de las encadenadas.