El precio promedio de las seis hortalizas más comercializadas en el Mercado Central de Buenos Aires aumentó 4,5 por ciento en julio respecto de junio. El grupo incluye papa, tomate, zapallo, cebolla, lechuga y batata, y representa más del 75 por ciento del volumen de ventas del mercado mayorista. La variación anticipa un impacto en el rubro Verduras, Tubérculos y Legumbres del IPC, del 4,9 por ciento.
De esta manera, el ponderador de la división Alimentos y Bebidas no alcohólicas, que es de 2,2 por ciento en el IPC, representaría una suba del 0,11 puntos en el índice del mes de julio.
Según el informe mensual del Observatorio de Precios de Frutas y Verduras del CEPA, los mayores aumentos dentro del grupo se dieron en batata (18,2 por ciento), tomate (8,3) y papa (6,6). El zapallo, cebolla y lechuga registraron bajas.
En el caso del tomate, productores del sector alertan por el impacto del retroceso en el área sembrada, la falta de financiamiento y las adversidades climáticas. Para cubrir la demanda, se recurrió a importaciones desde Chile, con precios que resultaron más del doble de los vigentes en Buenos Aires, Corrientes o Jujuy.
En el segmento de frutas, también se verificaron aumentos significativos. El precio ponderado de banana, limón, naranja y manzana —que concentran más del 55 por ciento del volumen total de ventas en el MCBA— subió 10,4 por ciento respecto del mes anterior.
Esto anticipa una suba de 10,8 por ciento en el rubro Frutas del IPC de julio, con un impacto de 0,14 puntos en el índice general. La banana fue lo que más subió (28 por ciento), empujada por los problemas logísticos tras el cierre del paso Cristo Redentor. El resto de la oferta ingresó desde Brasil, Bolivia, Colombia, Paraguay y algunas provincias del norte argentino.
Otro factor que presiona sobre los precios es el costo del transporte, que según la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac) aumentó 2,56 por ciento en julio, y acumula una suba interanual de 32,8 por ciento.
Mientras tanto, la brecha entre precios mayoristas y de góndola en supermercados alcanzó 122,8 por ciento. La lechuga fue el producto con mayor dispersión entre cadenas, con una diferencia de hasta 223 por ciento entre el precio más caro y el más barato.