Este miércoles, declararon en el juicio por la muerte de bebés en el hospital Neonatal de Córdoba en 2022 las últimas de las 13 madres que prestaron testimonio y este jueves declara un testigo que generó bastante expectativa: el hombre que realizó la denuncia que dio inicio al caso.
Se trata de Francisco Luperi, un ingeniero civil que para los querellantes es un «héroe anónimo» en esta historia. Luperi es el esposo de Virginia Zamora, médica anestesióloga que trabaja en las guardias del hospital desde hace varios años, quien fue la que escuchó las primeras versiones de lo que estaba sucediendo. Zamora dio, justamente, el segundo testimonio de la jornada.
Por ella tomó conocimiento de la seguidilla de muertes de recién nacidos sin ningún problema de salud, y eso lo motivó a hacer la denuncia penal con la que el 4 de julio de 2022 se inició este proceso, que ahora tiene en el banquillo de los acusados a la enfermera Brenda Agüero (29) y a otros 10 profesionales de la salud y ex funcionarios.
Luperi comenzó respondiendo las preguntas del fiscal de Cámara, Sergio Ruiz Moreno, y relató que su esposa “trabaja un día de semana fijo en el hospital y a veces le toca los fines de semana. Cuando volvía del trabajo, comentaba lo que había pasado en la guardia y lo hacía con sus otros trabajos”. Como sucede en casi todas las parejas, dijo, es común que cada uno cuente lo que les sucede en el ámbito laboral.
Y recordó que, en esa época, en 2022, su esposa empezó a contarle cosas que estaban sucediendo en el Neonatal, según el testimonio de otros médicos y enfermeros. En ese centro de salud, la anestesióloga donde realiza una guardia semanal y, de manera rotativa, un domingo al mes.
El ingeniero –quien tuvo que frenar un par de veces su testimonio debido a la emoción– precisó que su mujer comentó que había muertes que no tenían explicación. “Pasaban las semanas, obviamente lo tomábamos como una noticia triste, y con preocupación”, dijo el testigo clave y primer denunciante del caso.
Apuntó que cuando surgió la información de más fallecimientos se encendieron las alarmas. “A medida que se fueron acumulando los hechos, cada vez lo charlábamos entre nosotros con más alarma”, apuntó.
Acotó que la mujer recibía información de manera desordenada, cada vez que alguien le decía algo o que le comentaban lo que sucedía en los días en que ella no concurría al Neonatal.
“Un día volvió del hospital y comentó que había más muertes o más bebés con lesiones y no se sabía la causa”, recordó. Y ahí optaron de ir a la Justicia.
“Tomamos la decisión en conjunto de que esta información tenía que ponerse a disposición de la Justicia para que investigue qué estaba pasando. Eran hechos graves que tenían que ver con muertes de recién nacidos”, señaló.
Luperi advirtió que se presentó él ante la Justicia para proteger a su mujer por cualquier situación que pudiera plantearse con su trabajo. “Yo presenté la denuncia desconociendo si ya había una denuncia judicial o policial. Decidimos presentar una denuncia para que la Justicia verifique si existían esos hechos”, indicó.
Aclaró que la denuncia surgió de comentarios y no de un conocimiento directo de su esposa.
“Nos fuimos enterando de algunos datos adicionales que trascendieron a partir de la prensa”, dijo después y puntualizó: “Mi esposa y mucha gente se animó a transmitir lo que estaba pasando y eso forma parte de los deberes de un ciudadano: poner en conocimiento de hechos para que se investiguen”.
Esa primera denuncia tenía imprecisiones, pero fue fundamental para activar la investigación y contenía además datos que terminaron siendo de relevancia, como la cantidad de muertes sin explicación, que la directora Liliana Asís estaba al tanto pero que no quería que trascendieran y la sombra del potasio, la sustancia que sobrevuela todo el juicio como principal hipótesis de las muertes y que se había hallado en una biopsia de un niño.
Qué declaró la anestesióloga
A su turno, Zamora explicó con claridad cómo se dieron los acontecimientos que llevaron a que decida ir a la Justicia a través de su esposo.
“En una guarda de domingo (en mayo de 2022) se acerca a mí Viviana Martínez, instrumentadora, y me pregunta si había escuchado algo sobre muertes de bebés que habían aparecido con marcas raras en el cuerpo”, recordó la profesional al tiempo en que advirtió que ese fue el momento bisagra en el que comenzó a preguntar y a intentar saber más del tema.
Martínez, que además es delegada gremial, le aseguró que las enfermeras del centro obstétrico le habían hecho llegar esa información y que ahí surge por primera vez la discusión sobre si se podría haber confundido el cloruro de potasio con la vitamina K, que se inyecta a todos los bebés recién nacidos.
“En ese momento, me comenta que se pensó en una picadura de insecto y yo contesté que no me parecía que hubiera un insecto en cada cuna esperando un bebé para picar. Era poco probable”, memoró Zamora.
En cuanto a la presencia de potasio en los cuerpos de los bebés, la médica afirmó que es una droga a la que el personal en general tiene acceso restringido.
“El cloruro de potasio no estaba en un lugar de fácil acceso. En cambio, la vitamina K estaba en un lugar cercano a la de las enfermeras y que se puede acceder fácilmente”, sostuvo.
En este punto, explicó en qué situaciones se aplica el potasio a los pacientes.
“El potasio está en la caja de paro porque es un medicamento que se usa en determinadas ocasiones y si no puede ser dañino. Se aplica en una reanimación en un paro cardiaco”, sintetizó y agregó que se coloca a través de un suero con solución fisiológica por goteo. “No se administra de manera rápida como una inyección porque puede causar una arritmia o una afección grave”, destacó.
Al contestar una pregunta del fiscal, aseveró que no se aplica a un bebé sano: “Produciríamos un paro y la muerte”.
El silencio de casi todos
La médica anestesióloga aseguró que cuando comenzó a indagar sobre el tema de los bebés fallecidos y de los pinchazos en sus cuerpos notó poca predisposición para hablar.
“Notábamos cierta reticencia a contestar de la gente de Neonatología. Le consulté a mi jefa y me dijo que nadie le había comentado nada”, contó Zamora, a quien le llamó la atención que nadie buscara más información sobre el tema.
“Si está pasando algo, si se trata de un virus, ¿por qué no nos informan?”, se preguntó la mujer y aclaró: “Acabamos de salir de una pandemia y está pasando algo con los bebés acá al lado”.
En otro momento de su testimonio, la médica manifestó que la movilizó que se tratara de muertes de bebitos y que nadie se planteara preguntas.
Luego afirmó que la convocaron para practicar una biopsia en una herida aparecida en el cuerpo de una de las bebés que sobrevivió y dijo que era muy raro que ese tipo de procedimiento se concretara en el quirófano y no directamente en el área de neonatología.
“Fue una película de terror. Éramos solo dos o tres personas las que preguntábamos. Nadie quería hablar”, precisó.
Los duros testimonios de las mamás de los bebés muertos en el Neonatal
En la primera etapa del juicio, se escucharon testimonios desgarradores: declararon las madres, padres y abuelas de los cinco bebés fallecidos y los ocho que lograron sobrevivir. Varios de estos relatos apuntaron directamente a la enfermera Agüero.
Uno fue el de Gabriela González, mamá de I., una sobreviviente que nació el 26 de abril, quien contó que presenció el momento en en el que la enfermera podría haber pinchado a su hija: detalló que le puso la mano dentro de la ropa a la bebé cerca de la pierna y la beba gritó. Y que poco después la misma Agüero le dijo que tenía los labios azules y fue a buscar ayuda.
“Recuerdo los rostros. Y sobre todo recuerdo el de ella”, dijo en referencia a Agüero Julieta Guardia, mamá de Ibrahim, uno de los fallecidos, en otra de las audiencias. “A mí me destruyeron la vida, me desgarraron el alma. Más allá de que tenga otros dos hijos me es difícil», remarcó y contó que Brenda se llevó a su hijo y que cuando volvió, ya no tomó más leche de su pecho.
“Mi hijo se me fue en unas horas con la cantidad que le pusieron. A mi hijo le reventaron su organismo, le reventaron su corazón. A una criatura que recién venía a la vida. Nadie me dio detalle de nada, nadie se tomó el tiempo de llamarme y decirme que le hiciera una autopsia a mi hijo porque están pasando cosas raras”, aseveró la mujer entre sollozos.
Vanessa Cáceres, mamá de Francisco, el primer bebé que falleció, el 18 de marzo, conmovió al contar que se arrepiente «de no haber pedido que me lo pongan arriba porque hubiera sido la única oportunidad de estar con él”. Y también dijo que «le reventaron el corazón. El corazón de mi hijo estaba totalmente destruido”.
Convencida de que había sido una fatalidad, Vanessa hasta llegó a llevarles sándwiches de miga en agradecimiento a los enfermeros, pero luego se dio cuenta de que no había sido así. Se enteró de la detención de Agüero, como otras madres, cuando iba a la Casa de Gobierno de Córdoba para ser recibidos con otros padres por el ex gobernador Juan Schiaretti. Dijo que no creía que las autoridades provinciales supieran de lo que ocurría en el hospital, pero luego se sintieron abandonados, lo mismo que expresó después su esposo.
Vanessa acotó: “Creyeron que era un hospital público y que trataban con gente ignorante», se indignó Vanessa y pidió al jurado «que tenga algo de sentimiento». “Esos cinco angelitos están pidiendo por favor que se haga justicia”, dijo su marido, Raúl Calderón.
El viernes 10, la larga tanda de declaraciones de las madres –serán 13 en total e incluso tuvieron que armar en el tribunal una guardería para que muchas puedan prestar testimonio- había comenzado con la dramática exposición de
Damaris Bustamante, mamá de Benjamín, describió con lujo de detalles la violencia obstétrica que vivió en el hospital y los momentos previos y posteriores al fallecimiento de su hijo.
Relató que cuando estaba gritando de dolor, la enfermera Agüero “me agarró el brazo y me dijo que me levantara porque estaba dilatando y mi hijo se podía caer y morir: ‘Levantate Damaris, no seas egoísta, si tu hijo se muere va a ser tu culpa’”. Pero que después, en la sala de recuperación, se mostró amable: «¿Viste mamá que iba a estar todo bien? Yo te tenía fe».
coincidió con los otros relatos en que después de Agüero acomodara al bebé en la cunita, empezó a llorar y se lo llevaron para revisarlo. Luego de un rato le dijeron que le había dado un paro cardíaco, y posteriormente un segundo paro. En terapia intensiva «le agarré su mano y le pedí mucho a Dios por mi hijo» y la llevaron «a una habitación donde había cunitas vacías y dijeron que me iban a dejar estar con Benja un ratito más”. Tras la muerte de su hijo, no le quisieron dar el alta médica ya que la habían suturado: “Fue la peor noche de mi vida, todos los bebés lloraban y yo pensaba en que mi hijo estaba muerto”.
Además, afirmó que al lunes siguiente, cuando volvió con familiares al hospital a pedir el documento del bebé, los médicos les recomendaron no hacerle una autopsia al cuerpo y les pidieron no realizar la denuncia policial. Y que una psicóloga le dijo: “Vos sabés muy bien que nosotros los pecados los tenemos que pagar. Vos hiciste algo que tenés que pagar”.
Yoselín Rojas (31), mamá de Angeline, una beba que murió el 6 de junio de aquel año y cuyo caso fue el primero que llegó a la Justicia, apuntó directamente al potasio, la principal hipótesis de la causa de muerte de los recién nacidos: “Mi bebé ha sido envenenada con potasio, le pusieron una alta dosis de potasio. No merecía morir, no merecía morir así”.
Por otro lado, dijo que en un momento se acercó Brenda Agüero a darles su bebé luego de habérselo llevado apenas se realizó el parto. “Yo me di cuenta que nos miraba raro, como de reojo”, dijo la mamá,
También detalló que la enfermera se llevó en un momento a su beba, y que al ver las fotos de Agüero en los medios tras su detención, cayó en la cuenta de que era quien se había llevado a su hija de la sala de parto. Jaime Cornelio Pérez, marido de Yoselín y padre de la beba fallecida, afirmó que cuando él tenía en sus brazos a la recién nacida, Agüero se acercó y la pellizcó.
¿Qué declaró la enfermera Brenda Agüero durante el juicio por la muerte de bebés en Córdoba?
En la primera audiencia del juicio, el lunes 6 de enero, por primera vez las madres de los bebés fallecidos se vieron cara a cara con los acusados. «Nuestros hijos son los inocentes que pagaron por culpa de toda esta gente», se lamentó Vanessa, la mamá de Francisco.
Ese día, la enfermera Agüero rompió en llanto. En la siguiente jornada, dijo que se había sentido intimidada por los periodistas y fotógrafos y cargó contra los medios: “Han hecho creer al público de una imagen de asesino serial que no existe. Gracias a ese trabajo que hicieron los periodistas hoy me veo en este contexto».
La enfermera no declaró formalmente, pero sí hizo una presentación en la que contó que se graduó con un promedio superior a 9,5 en 2018, que comenzó a trabajar en el 2019 en el Sanatorio Allende y que en 2020 ingresó al Neonatal. También, que ahora está estudiando abogacía en el penal de Bouwer, donde se encuentra detenida desde 2022, para «poder defenderme» y sobrellevar las agresiones «por la mediatización» del caso. «Me dieron por todos lados, me atacaron a más no poder», enfatizó.
También refutó una de las principales pruebas en su contra y dijo que los archivos sobre cómo administrar potasio que encontraron en su celular eran “de neonatología porque trabajaba en un área de neonatología. Al igual que si tuviese acceso a un celular hoy tendría archivos de abogacía”. Y rechazó ser paciente psiquiátrica: «No tengo ni doble personalidad ni rasgos ni ningún tipo de enfermedad psiquiátrica».
Además de Agüero, el resto de los imputados hicieron presentaciones formales pero no declararon, salvo las médicas Claudia Ringelheim y Adriana Moralez.
“No puedo entender lo que sufrieron estos padres y lo que van a sufrir toda su vida. Tampoco puedo entender lo que sucedió en el hospital”, señaló la ex vicedirectora este jueves. Ringelheim contó que en el marco de las reuniones del Comité de Seguridad del Paciente se trató la denuncia por maltrato presentada por Damaris Bustamante, la madre de Benjamín: “Le habían dicho cosas no apropiadas en el momento del trabajo de parto y a las horas fallece a su bebé Benjamín”.
En su declaración, la ex responsable de ese comité, Adriana Moralez –quien asegura que fue la primera en advertir que pasaba algo raro y sugirió en junio de 2022 que se hiciera la denuncia– contó cómo se fueron dando los casos de los bebés recién nacidos sanos que fueron sufriendo complicaciones de salud. «Entró una bestia al hospital y destruyó a esos angelitos, a sus familias y a muchos profesionales que actúan bien», dijo ante el tribunal.
Fue cauta al señalar que no sabe si Agüero es culpable o no, pero afirmó que no tiene dudas de que «aquí hubo una mano asesina”. También cuestionó al Ministerio de Salud provincial que, afirmó, la «destrató». «A mis compañeros se les dio apoyo porque en el hospital estalló una bomba y jamás se preocuparon por mí», reclamó.
La ex directora del hospital, Liliana Asís, detenida con prisión domiciliaria desde el año pasado, se emocionó el martes al presentarse ante el tribunal, contó que fue parte del equipo que fundó el Neonatal, que ocupó la dirección desde 2011, y aseguró que jamás imaginó “ser tratada como un criminal, después de haber dedicado toda una vida a trabajar”.
Y el ex ministro de Salud provincial, Diego Cardozo, quien renunció en 2022 en el medio del escándalo, se focalizó en sus problemas de salud: una enfermedad provocada por un tumor que se le detectó en 2021 cuando estuvo internado con neumonía tras contraer Covid y que, aseguró, se vio agravada por “los momentos de estrés y angustia” vinculados con el caso.
En el arranque del juicio, la fiscal Mercedes Ballestrini había asegurado que la enfermera Agüero es «una asesina serial» y afirmó que quedará probado que hubo “una ola de asesinatos”: “No se trata de una película de terror: es una historia real de terror porque eran bebés sanos que murieron”.
La misma línea siguieron los abogados Daniela Morales Leanza y Carlos Nayi, representantes de la querella por las familias. Nayi remarcó que en este caso no hay un perejil sino «una persona cercada por la prueba y están también quienes representan al poder en Córdoba”.
En tanto, el abogado que defiende a la enfermera, Gustavo Nievas, afirmó que desde el comienzo todo se trató de una causa armada: “Esto pasó en un hospital público y se aplicó lo que algunos penalistas planteamos que es el protocolo de ocultamiento”.
El caso de los bebés muertos en el hospital Neonatal de Córdoba: qué pasó
El caso de los bebés muertos en el hospital Neonatal Ramón Carrillo conmocionó a toda la provincia de Córdoba, cuando se conocieron las primeras sospechas de que las muertes ocurridas entre marzo y junio de 2022 en recién nacidos habían sido intencionales.
La investigación se fue cercando sobre lo que ocurrió la madrugada del 6 de junio, una «noche fatídica» en la cual en el transcurso de poco más de más de 24 horas, cinco recién nacidos que presentaban buen estado de salud desmejoraron sin causa aparente hasta fallecer o quedar con secuelas.
En total, en ese período de tiempo, cinco bebés murieron y otros ocho sufrieron complicaciones de salud pero pudieron sobrevivir. La enfermera es la única acusada de “homicidio calificado por procedimiento insidioso”: la instrucción determinó que les inyectó a los recién nacidos “potasio, insulina u otra sustancia incompatible con la vida”.
Las madres de los bebés fallecidos son querellantes en la causa. Se trata de Vanesa Cáceres, mamá de Francisco, muerto el 18 de marzo de 2022; Damaris Bustamante, mamá de Benjamín, que falleció el 23 de abril; Julieta Guardia, de Ibrahim, que murió exactamente un mes después; y las madres de las dos bebas que fallecieron la noche del 6 de junio, Yoselín Rojas (madre de Angeline) y Brisa Molina (mamá de Melody).
¿Quiénes son los otros imputados por la muerte de los bebés en el hospital de Córdoba y de qué los acusan?
Además de la enfermera, que si es condenada podría recibir una pena de reclusión perpetua, el jurado popular deberá decidir en un juicio que se considera histórico y que terminará al menos en junio (se programaron 78 audiencias), la suerte de otros 10 imputados.
Están acusados por encubrimiento doblemente calificado (por ser la gravedad del hecho y por ser funcionarios públicos) tres ex funcionarios provinciales: el ex ministro Diego Cardozo; el ex secretario de Salud, Pablo Carvajal; y el ex director de Legales, Alejandro Gauto.
También están imputados la ex directora del centro de salud, Liliana Asís (encubrimiento doblemente calificado por la gravedad del hecho precedente y por la calidad de funcionario público); los ex subdirectores administrativos, Alejandro Escudero Salama (omisión de deberes) y Claudia Ringelheim (encubrimiento doblemente calificado); la ex jefa de Neonatología, Marta Gómez Flores (encubrimiento doblemente calificado y falsedad ideológica); la ex jefa de Enfermería, Alicia Ariza (omisión de deberes); y las médicas Adriana Moralez (encubrimiento doblemente calificado) y María Alejandra Luján (omisión de deberes y falsedad ideológica).
AS