En una tarde inolvidable de 1938, Luis María Rongo entró desde la tribuna y anotó tres goles que le dieron la victoria a River frente a Racing.
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El 7 de agosto de 1938 el fútbol argentino vivió un hecho insólito: en un encuentro entre Racing y River, un jugador que estaba sentado en la platea se convirtió en la gran figura. Sin previo aviso, Luis María Rongo pasó de espectador a héroe en la cancha, anotando un triplete que le dio la victoria a los Millonarios.
El entrenador del conjunto de Núñez, Emérico Hirschl, fue el encargado de llamar a un jugador fuera del once inicial. Esta apuesta logró cambiar el rumbo del partido y se transformó en una de las historias más curiosas de este deporte.
Qué pasó en el clásico de River Racing de 1938
El 7 de agosto de 1938, Racing y River se enfrentaban por la fecha 15 del Torneo Argentino de Primera División. A pesar de que el equipo Millonario se encontraba en plena disputa por el campeonato, las acciones del encuentro no predecían una jornada interesante. La Academia dominó la primera mitad y se fue al entretiempo con una ventaja de 2 a 0.
Sin embargo, lo que ocurrió en aquel descanso cambiaría por completo el rumbo del partido. El director técnico de River, el húngaro Emérico Hirschl, visiblemente molesto por el desempeño de su equipo, decidió tomar una decisión radical. A través de los altavoces del estadio, llamó a un jugador que no había sido incluido en los 11 titulares: Luis María Rongo. El futbolista, que hasta ese momento solo había observado el partido desde la tribuna, ingresó al campo de juego en el segundo tiempo.
La decisión del entrenador resultó ser la clave para la remontada. En una actuación sorprendente, el delantero anotó tres goles en el segundo tiempo, convirtiéndose en el máximo responsable de la victoria de River por 3-2. De esta manera, un jugador que hasta ese momento era un simple espectador se transformó en el héroe de la tarde.
Los números de Rongo
El impacto de Luis María Rongo no se limitó únicamente a ese histórico partido. En las dos fechas siguientes, el futbolista continuó demostrando su capacidad goleadora. En el partido contra Huracán, River goleó 5-1 y Rongo anotó otro triplete. En la jornada siguiente, frente a Vélez, volvió a marcar tres goles.
Este inesperado comienzo de temporada permitió a Rongo escalar posiciones en la tabla de goleadores, finalizando esa temporada con un total de 33 tantos, solo superado por Arsenio Erico. Con un promedio de 1.21 goles por partido, el delantero se convirtió en el jugador con mejor promedio de goles en la historia de River Plate, marcando 58 goles en tan solo 48 partidos.
Pese a su corta pero brillante etapa en el Millonario, el futbolista no logró la notoriedad que su rendimiento merecía. Después de cinco años en la institución, se trasladó a Argentinos Juniors y sus números siguieron siendo un testimonio de su capacidad goleadora.