Tanto se dijo, se dice y se dirá alrededor de la figura del Consejo de Fútbol de Boca, que este viernes de furia xeneize en el mercado de pases bien merece un análisis apartado. Acerca de lo que significan estos tiempos respecto de lo que sucedía hasta no hace tan poco y de las razones para lo que puede ser un cambio de época en la conducción del armado de los planteles profesionales del equipo.
Porque es indudable que si el órgano intermedio entre la presidencia de Juan Román Riquelme y el cuerpo técnico de turno empezó a mostrar otra capacidad de negociación (tanto interna como externa), eso responde a una evolución y también a los personajes que integraron e integran la foto completa.
En ese sentido, está claro que Fernando Gago llegó para romper una barrera. Una que desde los tiempos de Miguel Ángel Russo se configuró buscando un consenso que siempre se desbalanceó en contra de aquel que debía decidir los 11 que salían a la cancha. Así lo reconoció el propio antecesor del actual DT, Diego Martínez, cuando definió como “extraña” a su participación en la elección de los refuerzos para el plantel en el transcurso del año en que estuvo al frente.
Ese consenso que en los tiempos de pandemia se empezó a romper con la primera salida de Pol Fernández del club y la consiguiente aceptación que Miguelo debió tener al perder a uno de sus baluartes, continuó con Sebastián Battaglia y su explosión en conferencia por los refuerzos que no llegaron a tiempo y que derivó en su despido en la ya célebre YPF. Tampoco la química trascendió los tiempos con el Negro Ibarra (uno bien del riñón) ni con Jorge Almirón, en lo poco que éste último pudo intervenir en un plantel heredado.
El click Gago
Todo eso hoy parece haber dado una señal en el sentido de son de paz a partir de situaciones que se fueron dando desde que arrancó el receso de fin de año.
Porque Gago, está claro, no llegó para simplemente acatar órdenes ni tampoco para aceptar sin siquiera negociar. Y el Consejo -a partir de una apertura inédita hasta acá- tomó una posición más dialoguista y de intentar darle algún gusto pleno al entrenador que de cortarse por su lado independientemente de lo que opine ese que pone la cabeza en la guillotina cada domingo.
Así, en lo que consiguió cerrar hasta acá hay pedidos específicos del DT y mucho diálogo en el resto de los nombres. Síntoma de madurez pero también de cómo la personalidad de Gago, la rápida filtración de sus preferencias iniciales y su permanente monitoreo de la situación (casi sin vacaciones), terminaron dando sus frutos, consiguiendo avanzar un muy buen mercado de pases y sembrar las bases sobre una conducción más eficiente. La conducción del Consenso de Fútbol.
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