jueves, 9 enero, 2025

Crimen y acoso en la realeza: el niño que robó la ropa interior de la reina Victoria

Con solo 14 años logró entrar al palacio de Buckingham sin ser descubierto y es reconocido como el primer acosador de celebridades del mundo.

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Boy Jones logró entrar tres veces al palacio de Buckingham sin serr descubierto.

Desafortunadamente el acoso a celebridades es un problema recurrente hoy en día. Sin embargo, algunas figuras del pasado también tuvieron que lidiar con personas obsesionadas con ellas, como es el caso de la Reina Victoria de Inglaterra, que durante su reinado tuvo a su propio acosador que llegó a robarle su propia ropa interior.

Entre 1838 y 1841, Edward Jones, más conocido como Boy Jones, fue capaz de infiltrarse en el palacio de Buckingham disfrazándose de deshollinador. Con solo 14 años, espió a la Reina varias veces, incluso cuando se desvestía.

El robo a la reina Victoria

Se dice que el joven entraba al palacio para espiar a la Reina Victoria, ya que era la única mujer que le había interesado. Sin embargo, logró llevarse algunos objetos pertenecientes a ella, como un retrato suyo, unas cartas, una colección de lienzos y varias prendas de ropa interior de la Reina, que en ese momento se encontraba en el castillo de Windsor.

En un principio, el niño logró pasar desapercibido y paseó por los pasillos, dormitorios y salones. Pero en 1838 fue sorprendido en el acto por un portero que lo vio en Marble Hall. Fue perseguido por la policía hasta que lo alcanzaron y lo encontraron con varios pares de calzones de la Reina.

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Qué pasó con «Boy Jones»

Cuando el joven fue capturado, fue condenado a tres años de prisión, pero aún así continuó con el acoso hacia la Reina Victoria. Entonces para deshacerse de él, el Gobierno lo mandó a secuestrar y fue enviado a Brasil. Sin embargo, él logró regresar a Gran Bretaña, por lo que pidieron su secuestro nuevamente y pasó encarcelado en un barco por seis años.

Con el tiempo, Jones se volvió alcohólico y se convirtió en ladrón. Luego fue deportado a Australia, pero logró volver a Inglaterra, hasta que su hermano lo convenció de regresar a Australia, donde buscó empezar de nuevo, se cambió el nombre a Thomas Jones y vendió pasteles. Además, se convirtió en el primer pregonero de Perth. Finalmente, Boy Jones falleció en 1893 en Bairnsdale tras caer borracho del puente del Río Mitchell.

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