domingo, 5 enero, 2025

Economía circular en acción: cómo los envases retornables promueven el desarrollo sostenible

Una importante inversión en la planta de Coca-Cola de Mendoza promete traer un importante desarrollo sostenible para el país.

Las empresas, de manera cada vez más frecuente, buscan adoptar prácticas sostenibles para cuidar el ambiente. Este enfoque incluye el desarrollo de productos que minimicen el impacto ambiental, como los envases retornables, que combinan eficiencia económica y reducción de residuos.

En este contexto, Coca-Cola Andina Argentina inauguró en Mendoza una nueva línea de producción de envases retornables. Esta planta embotelladora, que demandó una inversión de 40 millones de dólares, generó 200 nuevos puestos de trabajo directos e indirectos.

La fábrica ubicada en la ciudad de Godoy Cruz se especializa en producir envases retornables PET (tereftalato de polietileno) de 2 y 2,5 litros y de vidrio de 1,25 litros, diseñados para ser reutilizados hasta 25 veces.

Esta nueva línea de operación, catalogada por la empresa como una de las más grandes y rápidas de Sudamérica, tiene la capacidad de procesar, en diferentes formatos y en simultáneo, hasta 48 mil litros por hora.

Cabe destacar que la compañía había montado la fábrica en este mismo predio en la década de 1950. Pero luego, con la crisis de 2001, la transformó en un depósito que hoy se ve reconvertido.

La nueva línea tiene la capacidad de procesar hasta 48 mil litros de gaseosa por hora. (Coca-Cola)

La nueva infraestructura incorpora tecnología LED de iluminación de alta eficiencia y bajo consumo, lo que garantiza un ahorro energético. Además, dispone de un sistema de agua con dos pozos propios, capaces de abastecer todos los servicios de la planta.

“A partir de esta inauguración, queremos reflejar el compromiso de Coca-Cola Andina Argentina y el Sistema Coca-Cola con la inversión y el desarrollo sostenible en el país”, destacó Miguel Ángel Peirano, vicepresidente ejecutivo. “Esperamos que esta nueva operación sea fundamental para continuar expandiendo la retornabilidad en el territorio nacional y dar un paso clave hacia una economía circular que fortalezca la industria local”, agregó.

El modelo de producción de estos envases incluye un sistema de logística inversa. Los camiones que distribuyen las botellas llenas retornan a la fábrica con los envases vacíos, cerrando el ciclo.

Además, los envases PET cuentan con un diseño homogéneo llamado “Botella Universal”, que no tiene marcas específicas, lo que permite su reutilización en todas las variedades de Coca-Cola, Fanta y Sprite. La compañía afirmó que este diseño, implementado inicialmente en la Argentina y extendido a toda América Latina, refuerza su compromiso con una economía circular.

Un dato para resaltar es que esta nueva inversión ocurre en el marco de la campaña “Juntos en Todas” que cuenta cómo, a través de la historia, Coca-Cola estuvo presente en la mesa de los argentinos, compartiendo tanto momentos buenos como desafiantes.

El proceso de etiquetado emplea etiquetas universales compatibles entre distintas marcas (Coca-Cola)

Al adquirir un envase retornable, muchas personas lo devuelven al supermercado o almacén y reciben otro lleno a cambio. Este simple intercambio despierta curiosidad sobre el proceso que lo hace posible.

Los camiones de distribución entregan los productos en los puntos de venta y regresan a la fábrica cargados con los envases vacíos. Este proceso asegura un suministro continuo de botellas para su posterior procesamiento y reutilización.

Se realiza una inspección, tanto visual como automatizada, para comprobar que las botellas están en condiciones para volver a ser utilizadas. Luego, se organizan y separan según el tipo de material, ya sea PET o vidrio, y su tamaño.

El procedimiento incluye una limpieza profunda que utiliza detergentes junto con agua caliente, combinando técnicas de lavado químico y térmico. Luego, se lleva a cabo un enjuague final que elimina cualquier resto de productos químicos, garantizando que las botellas queden completamente higienizadas.

Las botellas se revisan nuevamente para detectar grietas, deformaciones u otros daños. Aquellas que no cumplen con los estándares de calidad son retiradas del proceso.

En esta fase se realiza el llenado con las bebidas asignadas, como gaseosas o jugos, manteniendo estrictas condiciones de higiene y control de temperatura. Luego, se colocan tapas herméticas para preservar la frescura del contenido.

En la etapa final, se colocan etiquetas universales que son compatibles con varias marcas del sistema, como Coca-Cola, Sprite y Fanta. Una vez etiquetadas, las botellas se agrupan en packs o cajas retornables, quedando listas para su distribución.

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