Después de la detención de Isaias «El Lobo de Berazategui» Caballero, el falso influencer trader acusado de montar una estafa ponzi, en redes sociales comenzaron a denunciar la aparición de más «rulos financieros» similares, que dicen multiplicar la plata en minutos y van dejando un tendal de damnificados.
Uno de los más recientes apareció la última semana y tiene como cara visible a Lucas Joel (22), un músico urbano y vendedor de zapatillas, que tiene casi 200 mil seguidores en Instagram y que desde hace unos días encabeza un negocio exorbitante: a cualquiera que le envíe un monto de dinero, él promete duplicárselo en apenas un par de minutos. «Me enviás 200 mil pesos, al toque te llegan 400 mil», contaba en sus historias.
Pero se trata de un modus operandi que se repite y se mueve por entornos digitales. Son cuentas de Instagram que nacen y desaparecen en semanas, grupos de WhatsApp o billeteras virtuales que se compran, se venden y se alquilan para mover millones de pesos por día.
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Lucas Joel, el influencer acusado de estafas por prometer duplicar la plata
La promesa de ganancias de un 100 por ciento de manera casi instantánea era el mismo tipo de negocio que ofrecía Caballero y que lo llevó a ser acusado de «estafas reiteradas» por la fiscalía N1 de Quilmes, que lo detuvo la semana pasada tras permanecer casi 24 días prófugo.
Caballero había sido escrachado en redes sociales el mes pasado por un grupo de usuarios, nucleados en la cuenta @No_pagos_de_isapoki, a los cuales no le había devuelto su dinero. A partir de esa denuncia, la Justicia comenzó a realizar las investigaciones que derivaron en su captura. Pero una vez caído, al perfil de @No_pagos comenzaron a llegarle mensajes que hablaban de otro usuario que estaba realizando una maniobra parecida.
Joel, según se promociona en sus redes, es un todoterreno. Es músico urbano y tiene varios temas en YouTube. También dice que tiene emprendimientos de venta de zapatillas y teléfonos celulares. Hace unos años se había vuelto viral por destrozarle el auto con un bate de beisbol a un conductor en plena calle, a causa de una discusión de tránsito que involucró a su madre.
Pero desde hace poco más de diez días está metido en este rulo financiero. De acuerdo a lo que publica en su cuenta de Instagram, el mecanismo funciona a través de cuentas de billeteras digitales. Joel dejó un número de WhatsApp o un par de perfiles de Instagram donde pide que le escriban aquellos que quieran duplicar. Una vez contactados, reciben un alias donde mandar el dinero. El inversor le envía el comprobante de pago y, en teoría, en cuestión de minutos le llega el doble de lo que mandó.
En ningún caso se explica cómo es que se multiplica la plata. Según se justifica en sus redes sociales, Joel no es quien recibe el dinero ni tiene idea cómo es que «el duplicador» lo resuelve. Dice que es «una página» y que responde a otro grupo de personas, que son quienes reciben el dinero. Por eso jura actuar como un mero intermediario.
A la par, sube capturas de chats en los que muestra usuarios a quienes sí les pagó y que lo compartieron. Este es un punto clave para la historia, ya que los comprobantes de pago funcionan como un anzuelo para sumar gente que tiene miedo de estar cayendo en una estafa.
Si bien algunos sacan el dinero, por una cuestión estadística son más los que pierden. Entre los mensajes de damnificados a los que accedió Clarín aparece una joven embarazada y madre de dos chicos que le había enviado un monto determinado, esperando poder duplicar para comprar regalos para sus hijos. No recuperó la plata.
Duplicamos al toque
Otra página, llamada «Duplica en el momento», ofrece el mismo rulo pero jura hacerlo a partir de un «algoritmo que no falla» a la hora de invertir en el mercado de capitales. «Ganas sí o sí», promete, algo que es imposible según la opinión de distintos traders certificados por la Comisión Nacional de Valores y consultados por Clarín.
Pero lo único que se multiplica son las cuentas que ofrecen este tipo de sistemas, alimentados por legiones de usuarios más parecidos a apostadores que a inversores, y que siguen entrando a estos esquemas. En el perfil de Instagram de @No_Pagos un usuario que había perdido dinero con El Lobo de Berazategui protestaba por haberlo perdido también con Joel
El cantante de música urbana, que tuvo un pico de movimiento en la última semana, no dejó jamás de subir videos donde mostraba cómo tenía el teléfono estallado de mensajes y de usuarios que querían cobrar o pagarle.
Pero del otro lado empiezan a aparecer los usuarios que le pasaron dinero y no lo recuperaron, quienes dejan mensajes en el Instagram de @No_pagos y de un Youtuber de la zona, Frankito ZP, que fue uno de los primeros en advertir de la posible estafa en su Canal. Según afirmaron, hace devoluciones «solamente a amigos» y a usuarios de Instagram con muchos seguidores, como una forma de hacerse más publicidad. A cada persona que recibe una transferencia, Joel le pide que le agradezca con una historia en redes en donde aparezca su usuario etiquetado.
Si bien hasta el viernes estuvo ofreciendo realizar multiplicaciones, principalmente durante la madrugada, este último fin de semana intentó desligarse y afirmó que él solamente quería ayudar, que el rulo era generado por otra persona y que a él «lo metieron en un re embrollo».
Así armó un grupo de WhatsApp al que bautizó «Todos Millos para navidad» y que tiene cerca de 900 usuarios, presuntos inversores. Allí manda audios en los que se defiende de las acusaciones de estafa, trata a otros usuarios de mentirosos e incluso comenzó a pedir un porcentaje de las ganancias para agilizar las devoluciones. «Bajen una astilla, ratas, que se están llevando millones», protestó en un mensaje
«Le vendí la cuenta y juntó 85 millones de pesos»
La historia de este rulo financiero se reconstruye a través de historias de Instagram, audios de WhatsApp y decenas de capturas de pantallas. «Es una guerra de escraches», se justifica Lucas Gabriel Páez. Conocido de Joel del barrio («alguna vez jugamos a la pelota», explica), quedó metido en el escándalo cuando el músico lo acusó en varias historias de haber sido él quien estaba estafando gente. Había un punto que le jugaba en contra: su cuenta de MercadoPago era la que recibía la plata de los ahorristas.
Según se justifica Páez ante Clarín, él no vio un peso. «Yo estaba sin trabajo y el viernes 14 de diciembre estaba en una juntada con Joel. Él me ofrece comprarme mi cuenta de MercadoPago por 50 mil pesos. Yo acepto, me registro con el escaneo facial en su teléfono, y se la dejo. Estuve todo ese fin de semana sin celular porque se me había roto. Cuando puedo conectarme de nuevo el domingo, tenía estallado el teléfono de mensajes donde me trataban de estafador», relata.
En su versión de los hechos, Joel habría utilizado su cuenta de MP desde el viernes 14 para recibir dinero que llegaba a un grupo de WhatsApp llamado «Ganar o Ganar», que era manejado por uno de los teléfonos del músico, terminado en 7561. Cuando los inversores veían a quien iba destinado el dinero y que no les era devuelto, comenzaron a buscarlo en Redes Sociales.
De acuerdo a la versión que Páez cuenta, el domingo por la noche se logueó con un teléfono en su cuenta de MercadoPago y vio que allí había 14 millones de pesos. Era apenas un poco del total que la cuenta había recibido durante el fin de semana, que llegó a registrar ingresos por 85 millones de pesos.
En el historial de transferencias aparecían principalmente ingresos de los inversores, la mayoría promediando los 100 mil pesos. También varias devoluciones de capital. Pero a Páez le llamó la atención que existían decenas de transferencias a la cuenta de MercadoPago del propio Joel, las cuales iban desde 1 a 5 millones de pesos.
Joel, por su parte, empezó a denunciar a Páez de estafador y a plantear que se había quedado con el dinero. Según juraba, él había tomado la decisión de meterse en el negocio para ayudar a la gente que había puesto dinero y se comprometía a interceder ante «la página del duplicador» para que todos recuperen su plata, algo que no pasó.
Mientras tanto abrió un Instagram llamado «Duplica YA», pero como fue cerrado por Instagram tras las denuncias fue lanzando distintas cuentas durante todo el fin de semana. Incluso se quejó cuando empezaron a aparecer cuentas mellizas, que usaban su nombre para captar a posibles inversores que quisieran entrar en el rulo. «Loco, agradezcan que estoy yo, iban a quedar todos re estafados», llegó a decir en una story.
Paez, por su parte, fue imputado por «amenazas» por parte de la familia de Joel luego de haber ido a su casa para reclamarle por todo el escándalo que estaba generándose en redes sociales. La denuncia fue realizada en la comisaría 3ra de Malvinas Argentinas. Según contaron algunos damnificados ante Clarín, estan empezando a asesorarse legalmente para presentarse ante la justicia en esta semana.
Mientras tanto, durante toda la semana anterior, Joel no dejó jamás de mostrarse via Instagram: continuó ofreciendo promos para duplicar en sus historias, pasó algunos días mostrando una casa en la que vivía en Nordelta, prometió rifar una moto usando como número los comprobantes de las transferencias que le hagan, se quejó por los escraches que recibía y dijo que se había comprado un Mercedes Benz.
Cuando le preguntaron cómo mantiene el nivel de vida, la ropa cara y las motos, Joel, que no registra a su nombre locales ni historial de relación de dependencia, afirma que toda la plata la hizo con sus emprendimientos de venta de zapatillas y de celulares, y que la gente es «envidiosa».
D.D.