Con una actuación sólida y un final anticlimático, Naoya Inoue extendió su hegemonía indiscutida en la división supergallo y ratificó su pertenencia al podio de los mejores boxeadores libra por libra del planeta. El nipón derrotó por nocaut técnico en el séptimo asalto al dignísimo y valiente irlandés TJ Doheny en el Ariake Arena de Tokio y conservó por segunda vez los cuatro cinturones de las 122 libras.
Favorito a niveles estratosféricos, Inoue planteó un pleito paciente, inteligente y de desgaste ante un adversario que, pese a ser un noqueador (había logrado 20 de sus 26 triunfos por la vía rápida), en los primeros rounds se mostró cauto y pasó demasiado tiempo con la espalda contra las sogas.
Con pocos pero certeros golpes, el japonés se embolsó los primeros capítulos. Después de seis minutos en los que casi no lanzó golpes, ante el riesgo inminente de un contraataque, el irlandés comenzó a soltarse en el tercer capítulo e incluso acertó algunas combinaciones interesantes. De todas maneras, los impactos del local siempre eran más certeros.
Ya con un corte en el puente de la nariz, sufrido en el cuarto asalto, Doheny se lanzó al ataque en el quinto, pero recibió unos cuantos vueltos de Inoue. Para colmo, el desgaste que le generaron la movilidad constante para defenderse y los golpes quirúrgicos del nipón comenzaron a pasarle factura.
El sexto round fue un suplicio para el visitante, que con dificultades llegó a su esquina después de esos tres minutos de actividad. En el inicio del séptimo, luego de recibir una combinación al cuerpo, el irlandés se alejó de su adversario, se señaló la cintura y le indicó al árbitro que no continuaría combatiendo. Así se selló el 28 triunfo consecutivo de Inoue y el 25 por la vía rápida.