Que lindo es encontrar un objeto inesperado en un ambiente, una irrupción que enseguida nos arranca una sonrisa. Dados, hamacas, juegos de carta y caballos de calesitas son algunos de los elementos que algunos dueños de casa incorporan a sus espacios evocando algún recuerdo o buscando la sonrisa. Recordando esos espacios personales, traemos esta selección.
Nada al azar
En la casa de Marisa Frate y su marido, Nicolás Stamponi el espíritu lúdico se hace presente solo con entrar. Cuando convocaron a su amigo, el Arq. Fabián Vacca, para la reforma, sabían que el objetivo era generar espacios amplios y vinculados que expresaran los intereses y las pasiones de la familia, que son diversos. “Cada espacio tiene un chiste”, asegura el arquitecto.
Marisa es multifacética (docente, psicopedagoga, artista plástica, diseñadora de arte y vestuario). Nicolás, economista y músico, comparte con su mujer el gusto por la gastronomía y los buenos vinos. En equipo, potenciaron su creatividad para generar situaciones diferentes.
“No son accesorios deco, son una experiencia que enriquece. Cada obra es una ventana a una sensibilidad y los chicos son muy cuidadosos, se interesan, preguntan y las copian en sus dibujos, prueban variaciones, les divierte”, asegura Victoria, fundadora de la editorial de arte gráfico Tienda Inmaterial. La música de Rodrigo, su marido, los libros de todos y la compu de Rafael y Helena son parte de este living de espíritu lúdico y colorido.
Pensado para jugar
En el PH de los arquitectos Diego Victorica y Florencia Bosisio el playroom se pensó como un espacio en el que el juego tenga un lugar realmente importante.
“En el playroom se juega, se trepa, se charla, se ve cine. En verano, lo usamos mucho para reunirnos con nuestros amigos: abrimos las puertas y los chicos de todos entran y salen”.
Si alguien entiende el juego de decorar con personalidad y humor, esa es la artista plástica Luisa Freixas. De la hamaca del living (que más de una vez fue viral en redes) al dormitorio con camas y colores espejados, su mirada sobre los interiores es única y espectacular. Siempre es lindo volver sobre su casa plagada de colores y de ingenio.
El cuarto de las hijas se sectorizó por colores: celeste de un lado y rosa del otro (SW 6484 y SW 6611). Las camas de petiribí, junto a la pared y enfrentadas, optimizan el espacio, algo fundamental para Luisa en un cuarto infantil. “Ante todo, el juego”, declara su manifiesto personal.
Circulo virtuoso
En esta reforma de Vicente López los revestimientos de madera marcan el tono. Los arquitectos Lucas D’Adamo Baumann, Santiago J. Robin y Federico Segretin Sueyro, socios del estudio OON Architecture, fueron los responsables de dar nueva vida a la construcción de época. Aunque nórdico y sobrio en su paleta, el playroom tiene su proyector y más de un rincón para tirarse a disfrutar: en la ventana circular se hizo un nicho para acostarse a leer o descansar.
Después de recorrer talleres y fábricas para mudarse con su colección de muebles y arte, hasta entonces guardada, Javier Saad encontró esta carpintería en Martínez. Ahí nomás convocó para la reforma a su hermano, Federico Saad, y a Alejandra Pan. Los dos arquitectos transformaron el galpón en hogar y sumaron un primer piso con entrada y servicios independientes para los hijos de Javier.
«“Cuando mis hijos se independizaron busqué una casa para mis cosas. Más allá de espacio para vivir, necesitaba lugar para mis obras, un hogar-galería donde pudiera ver un objeto de colección desde cada ángulo.”»
Javier Saad, dueño de casa
En un escritorio de madera y mármol comprado en remate se exhiben obras y lámparas de los 70 reacondicionadas. De un juego de naipes con artistas icónicos, Javier mandó a enmarcar una selección de sus favoritos.
Jugar en serio
“En todo el proceso, la guía fue tratar de romper estructuras preconcebidas para pensar que un sillón sin respaldo no siempre es un sillón sin respaldo: en este caso puede ser una hamaca doble y cumple con el mismo fin”. Así fue deshaciendo preconceptos y alumbrando ideas la arquitecta Alejandra Pan.
Además de hamaca, la casa tiene un tobogán, ventanas multiformes, mesas que se desarman, murales y espejos con forma de anteojos.
En la galería, la mano abierta recortada sobre el hormigón recrea la forma de una escultura de Le Corbusier que simboliza el acto de dar y recibir. una hamaca hecha a medida reemplaza el típico sillón de exteriores.
En el baño, los guiños son varios: aunque el espejo con forma de anteojos se lleva la atención, el portarrollos del papel higiénico tipo Polaroid es un detalle que merece la atención.