La Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) decidirá el miércoles próximo si sube la tasa de interés de referencia en 25 puntos básicos o si la mantiene el actual rango de entre 5,25% y 5,5%, en momentos en que la economía del país norteamericano muestra signos de un recalentamiento, con un mercado laboral muy activo y en el que la inflación sigue por encima de la meta fijada por el organismo monetario.
El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la FED se reunirá en Washington a partir del martes 31, para evaluar los distintos indicadores económicos y decidir si vuelve a incrementar el costo del dinero.
En lo que puede ser tomado como un indicio de lo que puede suceder, la semana pasada la FED advirtió por diversos riesgos en la economía de Estados Unidos, incluyendo «la persistencia de la inflación, posibles pérdidas en el mercado inmobiliario y presiones de financiamiento en algunos bancos».
Esto se da luego de haber atravesado una aguda crisis en marzo pasado, tras una fractura en la solidez de varios bancos regionales y en medio de datos de crecimiento y del mercado laboral que llevaron a muchos analistas a descartar la posibilidad de una recesión.
La caída de Signature Bank y Silicon Valley Bank, entre otros, obligó a las autoridades federales a rescatar los depósitos de sus clientes. En su Reporte de Estabilidad Financiera, la FED sostuvo que «un pequeño grupo de bancos continúa enfrentando presiones en el financiamiento, reflejando preocupaciones por depósitos sin asegurar y otros factores». El documento reflejó también las vulnerabilidades de la economía, en especial, la persistencia de las presiones inflacionarias.
Para los analistas, si la inflación se mantiene elevada, el organismo podría aplicar una política monetaria más restrictiva y, como consecuencia de ello, se encarecería el crédito y surgirían impagos en la cadena comercial y en el mercado inmobiliario.
Desde marzo de 2022 en adelante, la FED subió en once oportunidades la tasa de interés, llevándola desde un rango de entre 0% y 0,25% hasta el 5,25%/5,50% actual. La mayoría de los analistas e inversores de Wall Street estiman que el organismo mantendrá las tasas en el rango de 5,25%/5,5%. Esto sucede en un contexto en el que el consumo continúa sostenido por los gastos de los hogares en base al crédito, las ventas minoristas no muestran signos de retracción y los pedidos de fábrica están en niveles elevados.
Un indicador que refleja esto es que el PBI de los Estados Unidos creció 4,9% durante el último trimestre, lo que pone de manifiesto que la economía marcha a un ritmo vertiginoso, a pesar de los niveles de tasa de interés. Sin embargo, la alerta pasa por los altos niveles de endeudamiento que muestra el Tesoro.
El ex-secretario del Tesoro Lawrence Summers remarcó, días atrás, que «el trabajo de la FED no es involucrarse en la política fiscal, pero creo que, con el paso del tiempo, deberá involucrarse como autoridad monetaria del país».
Summers advirtió que como como consecuencia de una mayor deuda y un mayor déficit habrá una mayor demanda de la economía, lo cual «eleva la tasa de interés neutral, es decir, aquella que no impulsa ni una expansión ni una contracción de la economía».
La deuda se ha convertido en un severo problema político para la Casa Blanca, dado que el próximo 17 de noviembre vence el plazo que otorgaron los Republicanos a la administración de Joe Biden para que acepten un recorte de gastos.
También en el seno del organismo hay posiciones divididas acerca de la viabilidad de un ajuste de tasas. En sus últimas presentaciones, el presidente de la FED, Jerome Powell, eligió la vía de la cautela para expresar que no hay convencimiento de seguir atacando la inflación a través de la política monetaria.
«La inflación sigue siendo demasiado alta, y unos pocos meses de buenos datos son solo el principio de lo que será necesario para generar confianza en que la inflación desciende de forma sostenible hacia nuestro objetivo», advirtió Powell. Tras lo cual señaló que no hay visibilidad sobre dónde se asentará la inflación en los próximos trimestres.
«Aunque es probable que el camino sea accidentado y lleve algún tiempo, mis colegas y yo estamos unidos en nuestro compromiso de reducir la inflación de forma sostenible hasta el 2%», ratificó el funcionario.
Powell, en su última presentación pública en Nueva York, se mostró confiado en que se estaría logrando lo que se llama comúnmente como un «aterrizaje suave de la economía», esto es una reducción de la inflación sin provocar una recesión.
«Hasta la fecha, el descenso de la inflación no se ha producido a costa de un aumento significativo del desempleo, un hecho muy positivo, pero poco habitual en la historia», reconoció Powell.