De los 16 participantes originales de MasterChef, Rodolfo Vera Calderón es el primer finalista del reality de cocina que se despide el lunes. Ahora, mientras se palpita la definición, el mexicano que cocina de maravillas y tiene un lenguaje exquisito se entrega al juego que le propone Clarín. Como especialista en realeza -un gran estudioso de ese universo del poder-, arma su podio de series sobre monarquías, disponibles en streaming.
Con su amabilidad habitual -ésa que despliega cada noche frente a las cocinas del programa más visto de la TV abierta- del otro lado de la línea arma y argumenta su “top three” temático. No todas son para maratonear, pero sí imperdibles.
The Crown
Netflix (cinco temporadas)
“Bueno, la primera que se me viene a la cabeza es The Crown, que no es ficción para mí. Es una serie inspirada en hechos reales, que no es lo mismo. Lo que no sabemos es si los diálogos que escuchamos han sido ésos. Ahí está la magia de los guionistas. Pero, evidentemente, los productores han tenido acceso a muchas personas que, bajo confidencialidad, han contado perlas de lo que ha pasado en todos estos años”, cuenta, entusiasmado, este hombre al que cada vez que sucede algo con alguna monarquía es consultado por las señales de noticias de la Argentina, donde vive.
-Conocedor y estudioso de esa corona, ¿ves la serie y encontrás verosimilitud?
-Totalmente, está plasmadísimo el carácter real de cada uno de los personajes. Lo que se ve sucedió. Sólo que ronda el misterio acerca de algunas cosas que se dicen, como una recreación, pero eso también es inherente a la realeza, un mundo que genera mucha intriga y morbo para saber qué sucede puertas adentro de ese universo.
“Y estas series, sean ficción o no, lo develan, y uno puede imaginar qué es de la vida de esta gente de la que rigurosamente se sabe poco”, aclara con la seriedad del caso..
-De todas las reinas de “The Crown”, ¿cuál es, para vos, la más lograda?
-A ver, desde el punto de vista gestual, y no tan verbal, me gusta más de la Olivia Colman, que es la de la edad madura. Es la más Queen Elizabeth. Pero en la primera y segunda temporada veo una Queen Elizabeth joven y muy plantada en la idea de lo que ella representa, con muchas inseguridades, con muchos miedos, pero sin perder su lugar.
Rodolfo habla de la que compone la actriz Claire Foy. Sobre esa etapa, entiende que “ella, desde un principio, ocupó un lugar y no lo descuidó. Luego fue tapando agujeros y fue haciendo lo que podía ante circunstancias que nadie nunca le explicó”.
Y aclara que “afortunadamente tuvo el buen juicio de darse cuenta de que tenía falencias, que tenía que mejorar en muchos aspectos y contrató incluso a un profesor de cultura general, porque notaba que en las conversaciones que tenía con ministros había cosas que no sabía, que desconocía por completo. Cuando sintió que hacía agua, tomó cartas en el asunto y se supo asesorar. Era una mujer muy curiosa, por eso la vemos todos el tiempo leyendo, muy informada de su país y del mundo”.
Sin ánimo de spoilear sobre la serie, pero con ganas de pintar el fresco de la reino explica que “lo primero que hacía era tomar el te, leer los diarios y después comentaba las noticias con su marido, que cada uno leía por separado. The Crown muestra que desde chica siempre quiso saber de todo. No en vano termina adorada”.
-¿Cuántas veces la viste?
-La vi, completa (las cinco temporadas), tres veces.
-¿Descubriste cosas diferentes en cada maratón?
-Sí, porque vuelvo a los diálogos, o vuelvo a uno de mis capítulos favoritos: cuando Margaret Thatcher se convierte en primera ministra. Que es cuando el poder de dos mujeres, una desde el voto y la otra desde el linaje, se enfrentan. O el de Princess Margaret, con su locura y con su cosa disparatada, cuando logra que el presidente Johnson firme un acuerdo del Fondo Monetario para la salvar la economía británica, con una fiesta en la Casa blanca. Ese episodio muestra muy bien la personalidad de las hermanas: una le escribe una carta donde le dice ‘Te lo ordeno como tu reina. Tienes que ir y tu función es ésa, lograr lo que nadie logró’. Y Margaret, cuatro copas de champagne y cerró el acuerdo. Ese capítulo es fabuloso.
“Otro muy bueno es el que te pinta el carácter caprichoso de Lady Di, el día en el que la reina fue a la casa de descanso de su hijo Carlos y ella no bajó de su cuarto. Ahí te deja ver a una Diana terca, como que no entendía bien la función y el rol que le tocaba. No supo ocupar su lugar como debía. Es que la gente, a veces, ve la realeza como algo farandulesco, anecdótico. Yo entiendo, cuando dicen ‘hizo bien, si me siento mal y viene mi suegra lo lamento, me quedo viendo tele y punto’. No, mi amor, debes bajar por que se trata de la reina”.
-¿Te molesta cuando en MasterChef te hacen preguntas coloridas sobre este tema?
-No, estoy acostumbrado a que te pregunten sobre el glamour real, pero es medio chabacano ese enfoque. Muchos creen que ser reina o rey es algo pictórico, frívolo o glamoroso: en un país como Gran Bretaña, la reina tiene el poder de disolver el Parlamento, mandar al primer ministro a su casa y convocar a elecciones. Pero se quedan con la tiara, la coronita.
Y sentencia: “Elijo The Crown porque te instruye en lo que representa el peso de la corona. Explica cómo es el poder de esa estructura, más allá del glamour”.
Versalles
Netflix (tres temporadas)
“Me encantó, pero ésta sí que está muy novelada. Está muy bien narrada y te muestra a un Luis XIV como el creador del marketing, un hombre que tranquilamente hoy podría ser considerado el primer influencer: hizo de Versalles el centro del mundo, de la belleza, de la moda, de lo que tenía que ser. Todo el mundo copiaba la corte francesa. Fue un hombre muy listo, muy visionario. Supo poner a su país en en centro de todo. Y ahí se luce la serie”, reconoce.
-Artísticamente, ¿está bien lograda?
-Está muy bien, pero hay detalles de la corte francesa que le faltan. Cuando el rey defecaba, por ejemplo, o esa cuando iba a al baño, lo hacía en público, porque tomaba audiencia con sus ministros… toda su vida era pública. Hacía lo que le daba la gana, creaba belleza, pero a la vez era una corte sucia, donde la gente no se bañaba seguido. Y toda esa parte no se ve. El olor a pipí era fuerte, porque los baños quedaban en el fondo, lejos para muchos. Eso no se intenta deslizar siquiera en la trama. Yo no sé si querría ver escenas de él en el baño haciendo otras cosas importantes para la corona, pero lo cierto es que eso existió”.
La diferencia entre una serie y otra radica también en que “la de Luis XIV era una monarquía absolutista y en The Crown vemos lo opuesto, una monarquía parlamentaria”.
-¿Ésta también la viste tres veces?
-No, Versalles la vi dos veces. Porque, más allá de la figura del Rey, tiene otros focos de interés, por ejemplo cómo aborda la historia de su hermano menor, Felipe de Orleans, que llevaba una doble vida.
La emperatriz
Netflix (una temporada)
Una de las cosas que lo lleva a elegirla es “cómo se animan a mostrar la emperatriz Sissi tal cual fue, de una manera muy diferente a cómo se la vio en la famosa película. Ella viene del sur de Alemania, y la corte de los Habsburgo era rígida, muy germana, católica… Y ella creció libre en el bosque y entra a una corte con una suegra que era una bruja que intenta dominarla, pero no puede”.
Habiendo visto una y otra dice que “la película con Romy Schneider no tiene nada que ver con esta serie. Ésta es más verosímil. Te muestra el enfrentamiento entre Sissi y su suegra, el amor que le tenía el marido, y a Sissi como una mujer caprichosa que se plantó. Y el final es sublime, cuando ella sale del palacio y le anuncia al pueblo que va a tener un heredero y el pueblo la ama. La vemos como a una diosa griega en medio de la multitud, la gente protestaba contra la monarquía y ella dice que hay que cercarse al pueblo. Ese final es majestuoso. Sissi sabía llegarle a todo el mundo”.
-¿La película no te gusto?
-Sí que me gustó, pero está totalmente romantizada, muy para el Hollywood de los ‘50 (Sissi, emperatriz, 1956). En ese marco estaba muy bien. Ah, una cosa de la que no me quiero olvidar: el hermano menor del emperador de Austria Francisco José I fue emperador de México, y nada que ver el Maximiliano de la serie con el que leí en los libros de Historia.
Hablar con Rodolfo Vera Calderón sobre series que le corren velo a la realeza, y lo consigue magistralmente desde un lugar de formación, hace que uno sienta que tiene coronita, al menos por el rato que dura la charla.