Defensa y Justicia, campeón de la Copa Sudamericana: los secretos de un club de barrio que vive su hora más gloriosa

Defensa y Justicia es un racimo de felicidad: se consagró campeón de la Copa Sudamericana. Fuente: AP La hora más gloriosa para un club pequeño, casi diminuto si no se tomara dimensión de su gente, masiva y calurosa. La hora más gloriosa para un club clásico del ascenso, que luego de un trabajo de largo…

Defensa y Justicia, campeón de la Copa Sudamericana: los secretos de un club de barrio que vive su hora más gloriosa

Defensa y Justicia es un racimo de felicidad: se consagró campeón de la Copa Sudamericana. Fuente: AP

La hora más gloriosa para un club pequeño, casi diminuto si no se tomara dimensión de su gente, masiva y calurosa. La hora más gloriosa para un club clásico del ascenso, que luego de un trabajo de largo plazo, de cuentas claras y con una identidad definida, audaz y atractiva -más allá de los nombres propios de entrenadores y de jugadores- que se despierta con el sueño de su vida. Es verdad: es real. Defensa y Justicia, el Halcón de Florencio Varela -allí en donde parece que todo es cuesta arriba, que la recompensa nunca llega-, es el campeón de la Copa Sudamericana. Le ganó con claridad a Lanús por 3 a 0, en la cálida Córdoba.


Crespo y Farías: algo más que el DT y un proyecto de mariscal Fuente: AP

Las lágrimas de un grupo de (casi, casi) desconocidos, con el ojo clínico de Hernán Crespo, un entrenador que fue delantero de excelencia de las grandes ligas, y que se inclinó por un proyecto humilde y ambicioso, resulta la mejor imagen. Lo merecen: fueron los mejores en una final sin equivalencias. El entrenador, envuelto en emoción con sus hijas, fue otra de las caras de la victoria. Lanús fue una rotunda decepción.

El 1 a 0, de Frías

Hernán Crespo llegó a Defensa en busca de un desquite tras el deslucido paso por Banfield. El ex goleador sabía que en Florencio Varela podía hacer buen pie. Después de todo, el club es una especie de trampolín para los DT: llegan, se relanzan y se van. Diego Cocca (2013/14), Darío Franco (2014/15), José Flores (2015), Ariel Holan (2015/16), Sebastián Beccacece (2016/17 y 2018/19), Nelson Vivas (2017), Juan Pablo Vojvoda (2017/18), Mariano Soso (2019/20) son algunos casos.


Lanús – Defensa y Justicia Fuente: AP

Todo respaldado con la visión y los contactos del empresario Christian Bragarnik, asesor del club. “El secreto está en la elección. En la búsqueda de jugadores, los aciertos tienen un porcentaje alto. Por eso somos competitivos, pese a las variantes. Defensa todavía no tiene tantas presiones como otros clubes. El jugador encuentra un lugar ideal para desenvolverse”, explicó días atrás Diego Lemme, hombre fuerte del fútbol del club, a LA NACION.

El 2 a 0, de Romero

La presencia de Mario Alberto Kempes, en el estadio que lleva su nombre, fue todo un símbolo. Ingresó con la copa entre sus manos, saludó a los cuatro costados de un escenario casi vacío y emocionó a más de un nostálgico. En las plateas, además, hubo otras figuras de peso, como Alejandro Domínguez, el presidente de la Conmebol, y Claudio Tapia, el hombre fuerte de la AFA. Para ellos y para el resto -una exagerada concurrencia de las dos delegaciones, con familiares y conocidos-, fue una tarde demasiado calurosa, a pleno sol, con una temperatura que alcanzó los 35.8, pero que pareció de casi 40 grados.


Las dos caras de la final: el éxtasis de Defensa y el dolor de Lanús Fuente: AP

Por eso, tal vez, el espectáculo tuvo demasiada fricción y poco ritmo, aportado casi exclusivamente por Defensa y Justicia, el dueño de casi todos los sectores, en los aspectos tácticos y anímicos. Desde el banco de suplentes se vio la diferencia: Hernán Crespo se mostró activo, movilizado por el contexto, y Luis Zubeldía sufrió en casi todo momento. Isnaldo, por el sector izquierdo y Larralde, por el centro, fueron los líderes del juego audaz del Halcón, potenciado por los sabuesos de los últimos metros, Pizzini, Bou y Romero.

Lanús parecía un equipo apático. No solo extrañó a Laucha Acosta, suspendido, sino que le faltó juego, actitud y rebeldía. Fastidioso Sand, perdido Pepo De la Vega, sin claridad Belmonte y con serios desatinos en la última línea, descolorida como nunca antes. Porque en buena parte del torneo fue superado en el juego, acorralado, pero solía tener fuerza defensiva y oportunismo. No tuvo nada.


Romero anotó el 2-0 y fue la figura del torneo Fuente: AFP

Un remate cruzado de Adonis Frías -un zaguero de 22 años con calidad y personalidad- durante la primera mitad y el impacto de Braian Romero, que aprovechó un descuido de Alexis Pérez, le fueron poniendo el traje de ganador a Defensa y desnudaron a Lanús, en su tarde más oscura. El delantero mostró una camiseta que tenía debajo de la indumentaria oficial, que decía: “La gloria a Dios”. Un mensaje al cielo por los serios problemas físicos que tuvo años atrás.

Eso es Defensa: auténticos desconocidos en el ámbito de las grandes ligas. El defensor era una apuesta, surgida de Los Andes. El delantero no estuvo a la altura en Independiente y es la figura del certamen. El 3 a 0, sellado por Camacho, acabó con la faena.

El gol de Camacho

La premiación estuvo a la altura de las circunstancias: fue impecable. Emoción en los ganadores, respeto en los perdedores. Pepe Sand recibió la medalla de subcampeón y se fue envuelto en lágrimas. ¿Habrá sido la última función?

Lanús jugó como nunca antes. Defensa y Justicia hizo lo de siempre. Va a jugar la Recopa Sudamericana, va a disputar la Suruga Bank. Defensa no puede despertarse: hay sueños que se convierten en realidad. Es un gran campeón.

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