San Lorenzo: una defensa tardía que tapa otro error
Matías Lammens, presidente de San Lorenzo Fuente: LA NACION – Crédito: Aníbal Greco 25 de marzo de 2019 • 23:59 Cuando la Asamblea de la Superliga propuso a los integrantes del tribunal de disciplina, ningún club abrió la boca para impugnarlos. Ni uno. Los tuits de Mario Laporta, candidato a presidente del tribunal, llevaban años…

Cuando la Asamblea de la Superliga propuso a los integrantes del tribunal de disciplina, ningún club abrió la boca para impugnarlos. Ni uno. Los tuits de Mario Laporta, candidato a presidente del tribunal, llevaban años anclados en su perfil. Corría septiembre del año pasado. Nadie vio nada. Y todos los candidatos eran rubios de ojos celestes.
Bastó una sanción -la primera- a uno de los cinco clubes más importantes del país para que se hurgara en toda la vida de Laporta. Y, también, de otros integrantes del tribunal, como el economista Daniel Artana. El mismo que, en tiempos de negociación del nuevo contrato de TV había sido calificado por allegados a Marcelo Tinelli como “el mejor en lo suyo”. Aquello fue en 2017. La Superliga aún no existía. Artana, claro, no integraba ningún tribunal.
La defensa pública de San Lorenzo esconde un error flagrante: haberle dejado el armado de los órganos de control a otros equipos poderosos. Datos: Tres de los integrantes de los tribunales de Disciplina y Apelaciones fueron propuestos por Boca (Nardiello, Artana y Mas Vélez). San Lorenzo casi no se sienta en la mesa de discusión de la primera división.
Tinelli, como vicepresidente del club, elige desacreditar a quien firma un fallo. Es cierto: el fútbol argentino pide transparencia desde hace décadas. El
FIFAgate de 2015 ridiculizó su ya ridícula reputación en el mundo. Tinelli lo sabe mejor que nadie: esa transparencia fue uno de los pilares de su fallida campaña presidencial en la AFA. La AFA que después se superaría a sí misma en la escala del ridículo con el infausto 38 a 38. Parte de esa real transparencia también estaría dada por tribunales de Disciplina y Apelaciones que convocaran por su cuenta a conferencias de prensa para explicar sus fallos. Sin intermediarios. Esa sería una muestra gratis de la independencia de poderes.
San Lorenzo, sin embargo, insiste con que “nunca es tarde” para demostrar la parcialidad de ciertos funcionarios. Y que si Laporta agredió a los clubes desde su cuenta de Twitter no debería continuar en el cargo. Puede que en el club de Boedo consideren una victoria el desprestigio mediático hacia el presidente del cuerpo, cuya renuncia pidió incluso la oposición de River. Paradojas del destino: fue el club que lo propuso para el cargo el año pasado.
Más allá de lo que ocurra con su apelación, el error de San Lorenzo fue no dar la batalla cuando correspondía. Hacerlo recién al recibir un castigo parece una reacción para la tribuna.
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