Por contagio global, el peso acentuó su debilidad y el dólar pasó los $43
Fuente: Archivo La divisa se acercó a niveles récord, aunque finalmente el minorista cerró a $42,86; la moneda local cayó 1,8%, pero en Hacienda dijeron que “resistió bien el embate” El peso se devaluó otro 1,8% ayer, aunque esta vez fue arrastrado en una oleada global de depreciaciones, desatada por una “búsqueda en manada de…

La divisa se acercó a niveles récord, aunque finalmente el minorista cerró a $42,86; la moneda local cayó 1,8%, pero en Hacienda dijeron que “resistió bien el embate”
El peso se devaluó otro 1,8% ayer, aunque esta vez fue arrastrado en una oleada global de depreciaciones, desatada por una “búsqueda en manada de coberturas” ante datos que tienden a confirmar que la economía mundial se desacelera más rápido de lo previsto.
Esta debilidad se hizo visible en un nuevo avance que llevó al dólar a cotizar buena parte del día por encima de los $43 para venta al público, es decir, lo hizo volver a niveles récord, aunque luego cerraría levemente por debajo: a $42,86, según el relevamiento que hace el Banco Central (BCRA).
Para tratar de atenuar el nuevo salto de la divisa (que acumuló un alza de 4,5% en la semana y lleva casi 7% en el mes), el Central convalidó un nuevo ajuste en la tasa de referencia local, que quedó en el 67% anual; unos 7 puntos por debajo del nivel que alcanzó al final de la corrida cambiaria de 2018.
Operadores reportaron oportunas incursiones del Banco Nación, que, sobre el final de la rueda, ayudaron a que la caída del peso fuera menor al 2%.
El comportamiento claramente bajista de la moneda local estuvo vinculado con un reposicionamiento de capitales hacia los activos financieros considerados más seguros, algo que hizo literalmente “volar” las cotizaciones -por caso- de los bonos de Estados Unidos o Alemania, para mencionar dos mercados.
Este fuerte incremento en sus precios contrajo las tasas de rendimientos de sus papeles a 10 años a 2,44% (un retroceso del 3,8% que la llevó al menor nivel desde fines de 2017) y -0,013% (rango que no tocaba desde 2016), respectivamente.
Señales significativas
Se trata de un nivel de compresión inusual para una rueda y que muestra, por caso, que a quien ayer hubiera invertido “100 euros en un bono alemán no le importaría correr el riesgo de recibir al cabo de 10 años ?99,97”, explicó el analista financiero Gonzalo Burdín, dato que grafica la desesperación por tomar coberturas y el temor a sufrir pérdidas aún mayores.
Eso ocurrió tras conocerse que la producción fabril en Alemania había vuelto a replegarse en marzo encadenando cifras negativas por tercer mes consecutivo.
Poco después se supo que también, según datos preliminares, la actividad industrial y de servicios estaba creciendo en Estados Unidos aún más lentamente que en febrero, lo que exacerbó una oleada de cautela inversora iniciada el miércoles luego de que la Reserva Federal dijera que no volvería a subir las tasas allí este año por la tendencia a la desaceleración de esa economía. “Había sorprendido con un mensaje
dovish que alimentó sospechas sobre una debilidad mayor de la economía de la que venían sugiriendo los indicadores de actividad”, recordó Adrián Yarde Buller, analista del Grupo SBS.
Inmediatamente después el diferencial de rendimientos entre los bonos del Tesoro de EE.UU. a 3 meses y a 10 años cayó bajo cero por primera vez desde 2007, lo que se considera una señal anticipada de recesión. Es decir, rendía igual tener un bono muy corto que otro largo.
Todo esto desató un reordenamiento masivo de carteras que dejó bajas del 2% en las principales bolsa de Europa (-2% Londres y París, -1,7% Fráncfort) y del 1,8% promedio en los principales índices de Wall Street. Además hizo trepar 3% promedio el riesgo emergente (el riesgo argentino creció 5,3%).
En paralelo, provocó una ola global de depreciaciones en la que, en la región, cayeron el peso mexicano (-1,2%); el colombiano (-1,4%): el chileno (-1,5%); el argentino (-1,8), y el real (-2,6). Pero también les pegó al rublo ruso (-1,2%); el rand sudafricano (-1,9%), y la lira turca, que se derrumbó 5% y fue la moneda más golpeada en el día (ver infografía).
Fuerte ajuste en activos locales
Las huellas que esta ola de liquidaciones y arbitrajes dejó entre los activos argentinos también fueron profundas, aunque desde el Gobierno las consideraron “naturales” dadas las características de la jornada.
“El peso resistió bastante bien el embate en comparación. Y el dólar tuvo un reacomodamiento lógico y saludable en estas circunstancias”, valoraron ayer en Hacienda.
Por lo pronto, las acciones argentinas que cotizan en Nueva York se hundieron hasta 9% (bancos Macro y Supervielle), con la única excepción de Tenaris (+1,6%) a salvo del vendaval porque había anunciado en la mañana la compra de la filial de una acerera rusa en Estados Unidos en una inversión de US$1200 millones.
Los bonos de la deuda argentina más negociados agudizaron “su amargo presente con retrocesos de hasta 2%”, detalló el analista Nery Persichini, de GMA Capital. Esto hace que bonos a mediano plazo, como el Bonar 2024, ya rindan más del 13% anual y disparó el costo del seguro de default (CDS) que cubre el riesgo de tener papeles de la Argentina a 5 años de 715 a 777 en la semana.
Todo confirmó lo que, por estas semanas, parece una regla para los activos locales: “No lograron reaccionar a las buenas noticias que hubo en la semana, pero sufrieron ante las malas, cerrando de la peor manera”, apuntó José Echagüe, analista de Consultatio Plus.
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