Precios de la soja: todavía no se ve la luz al final del túnel
El productor enfrenta un escenario de incertidumbre que requiere analizar para decidir sobre su producción 19 de marzo de 2019 • 00:37 Hace un año, exactamente, estábamos en una situación opuesta a la actual. Por la sequía, las expectativas de producción en soja y maíz caían todas las semanas. Este año volvemos a recuperar la…

Hace un año, exactamente, estábamos en una situación opuesta a la actual. Por la sequía, las expectativas de producción en soja y maíz caían todas las semanas.
Este año volvemos a recuperar la producción que la sequía se llevó en 2018. Son cerca de 30 millones de toneladas entre maíz y soja que vuelven al circuito comercial.
Realmente es una buena noticia, son dólares que espera el Estado, así como el productor y toda la cadena agroindustrial, incluyendo las comunidades que dependen del mismo.
Si comparamos los precios, la situación también es muy distinta. La soja mayo 2018 estaba en 290 dólares por tonelada. Hoy la soja mayo 2019 cotiza a 233 dólares por tonelada, es decir 57 dólares por debajo de hace un año. Mientras tanto Chicago algo se recuperó y vale 44 dólares menos.
Viendo estos números queda bastante claro por qué no hay avance en las ventas con precio, o en las fijaciones de negocios. Al 6 de marzo pasado había soja “vendida-con precio” solo por 2,2 millones toneladas versus 5,8 millones de toneladas en 2018.
Más allá de que los precios son muy poco tentadores hoy, que en muchos casos no cierran, que en otros dejan muy poco margen, lo que es un tema de preocupación es que no hay “algo”, un elemento a seguir que nos haga pensar que en el corto y el mediano plazo los precios subirán para que incentiven las ventas, o que cierren o mejoren los márgenes.
En una nota publicada por
LA NACION, el productor Nestor Roulet calculó cuáles serían las necesidades de venta para cumplir con obligaciones durante o inmediatamente posterior a la cosecha. Suman unos 6200 millones de dólares hasta fin de junio.
A las necesidades financieras se suman las necesidades logísticas, para mover/almacenar las 30 millones de toneladas “recuperadas” tras la sequía. En algún momento van a tener obligación/necesidad de vender.
Quizá la razón por la que la gran mayoría de los productores no ponen precio hoy, además de que vale 57 dólares menos que hace un año, es que en 2018 los precios locales de soja subieron a partir de marzo hasta 325 dólares y se mantuvieron hasta el 15 de mayo. Claro que el comportamiento de precios tuvo relación inversa con las caídas de producción esperadas.
Si hoy miramos los clásicos elementos que le dan dirección a los mercados, encontramos más bajistas que alcistas. A pesar de que ya estamos en niveles mínimos inclusive del 2018. Veamos esos elementos:
- La guerra comercial EE.UU-China ya cumplió un año. La realidad es que no hay avances ni concretos ni positivos que nos hagan pensar hoy que de repente China va a comprar un volumen tan elevado que contrarreste los elevadísimos stocks finales que le quedan a EE.UU. (25 millones, tres veces los del ciclo 16/17 y dos veces los 17/18).
- El mercado cambió por primera vez desde que China pasó de tener un incremento promedio en sus importaciones de soja de 8% en los últimos años a una caída del 6% entre la campaña 17/18 y las proyecciones para la 18/19.
- China pasó de aumentar cada año entre 5 y 8 millones de toneladas sus importaciones a bajar 6 millones interanual (en lo previsto por ahora).
- En el medio, Sudamérica ya arrancó a “ofrecer” fuertemente de la nueva cosecha, con Brasil nuevamente muy activo tratando de acaparar las necesidades de China.
- En breve la Argentina también entrará a jugar con necesidad de participar del mercado ya sea con soja o con subproductos.
- EE.UU. está sembrando y, si bien se espera una caída de área, la misma dejaría una buena producción que lejos está de hacer pensar en un desabastecimiento.
Hay elementos que nos pueden hacer pensar en potenciales subas de precios en Chicago:
- La posición de los fondos especulativos muy vendidos. Pero no dejemos de pensar que los stocks finales que estima el USDA hoy son el doble de esa posición especulativa. Y también sabemos que los fondos recompran cuando aparece “el elemento” que por ahora no aparece.
- El clima en Estados Unidos, por ahora complicado por excesos de lluvias en algunas zonas.
- Otro argumento que se escucha mucho es que el precio más no puede bajar. Pero Lo mismo se escuchaba cuando estaba en US$250, cuando cayó a 240 dólares y ahora que está en 233 dólares la tonelada.
¿Hay luz al final del túnel?
La realidad es que hoy no aparece la luz al final del túnel en el tema de los precios. Tal vez pueda aparecer “algo” que no estemos considerando así como apareció Donald Trump con la disputa con China.
Una cosa es ser “especulador”, frente a una computadora analizando oferta y demanda en papel y los “technicals”, estar “esperando” que la soja suba porque estoy comprada en “papeles” y, en todo caso, pagando márgenes diarios de garantía con espalda sabiendo que si aparece ese “algo” en dos meses gano mucha plata.
Otra cosa muy distinta es ser un productor agrícola que viene desde hace un año invirtiendo plata, trabajo, tiempo, arriesgándose con que el clima ayude, que el Gobierno no le cambie las reglas de juego en el medio o le saque más de lo que va a generar, etcétera, y estar “esperando” a que el precio suba en algún momento.
Mientras se espera que suba, ¿puede seguir bajando? Por el bien de todo el sector, de toda la cadena, espero que “el elemento” llegue en breve y suba fuerte. Pero si no llega en el momento que cada productor necesita sería muy bueno que, aquel “que sabe va a tener que vender en plena cosecha” tenga hoy alternativas para poder conocer a qué precio va a vender y, a su vez, pueda guardar posibilidad de captar subas posteriores en caso de que se den.
Esas alternativas hoy existen y, en especial en la soja, son muchas. La unión de los mercados de futuros locales Matba y Rofex es una muy buena noticia en este sentido. Las alternativas de coberturas son muy fáciles de usar, pero en general las usan los productores/empresas más grandes. Lo peor que podemos hacer hoy con tanta incertidumbre en todos los frentes es no hacer nada. Sentarse y analizar todas las variables es una buena alternativa.
La autora es especialista en mercados del agro